lunes, 31 de octubre de 2011

Una tarde de dulce

Mi vida ficticia me sale carísima. Además de porque tiendo a comprar series por no esperar a que salgan nuevas temporadas en televisión, porque las tardes de sofá sin alimentos que provocan caries, no son tardes de sofá, son sólo tardes.
Así que unos minutos previos a darle al Play, estoy en la tienda de chuches del “barrio”. Digo LA tienda por decir, porque sólo en mi manzana estoy contando 4… Pero una, aunque ha probado todas, siempre tiende a ir a la misma. Porque está claro que hoy en día es muy cómodo entrar en un único establecimiento y salir con tu paquete de chuches, pipas, lejía, compresas, un bolso, el carnet de conducir renovado… Pero prefiero las tiendas especializadas, porque si hay algo que no aguanto es que las gominolas sean de imitación.
Es que no sé quien montó el negocio de “imitar” gominolas, pero hay que ser mamón. Ya que lo imitas, imítalo bien, que la gominola no se parece en nada, ¡pero el precio lo clavas!
Yo antes no me daba cuenta hasta que probaba la chuche en cuestión, pero ahora… es abrir el cubículo de las gominolas… y ya lo veo, es que ni acerco la palita, cierro y me doy al Toblerone, que sólo hay uno. (Y cuanto más grande mejor, que esas pepitas blancas de dulce caramelo se hacen bolita y es genial… Ojo, si veis que la bolita se va uniendo a otras bolitas y haciéndose fuerte, ¡cuidado!, la gran bola tiende a sacar empastes y ubicarse en su lugar para siempre. Hay que tener especial cuidado si es un Toblerone de aeropuerto de 4 kilotones, ¡Te puede sacar todas las muelas sin esfuerzo!)
Mis gominolas favoritas son  LOS MEONES!! Es que son duritos por fuera, y gomosos por dentro, como pegajosos… Le agarras la cabecita, y estiras, estiras, estiras… y queda unida al cuerpo por un dulce hilillo rosáceo… ¿Pero el de imitación? Además de ser un meón bajito y gordo, es duro por fuera, duro por dentro, y al intentar masticarlo dejas de oír la película. Solo oyes tus mandíbulas. La peli se convierte en una conversación de móvil sin cobertura, oyes una sílaba si, y dos no… Y tanto gesticular se te acaba cayendo la baba. Con el meón de imitación hay que tener especial cuidado, porque no es apto para una primera cita. Es el equivalente en gominola a la hamburguesa “a-caballo-con-delicioso-pan-chapata”.
Luego están las DENTADURAS. Es la gominola mas guarrada del mundo, pero a mí me encanta. Son como un corcho con sabor.  Eso si… si te las meten de imitación… ¡¡No puedes morderlas!! Imposible, duras. Son como dentaduras recién salidas del molde de la clínica VITALDENT, escupe, escupe, que nunca se va a deshacer. A la vista las reconoceréis porque las “paletas” de la dentadura son enormes, exagerado. El que las imita hizo mal el sabor, la textura y el molde. Dicen que las hacen los del museo de cera de Madrid…
¿Y las MORAS? Están las que tienen granulitos, y las que no. Las falsas con granulitos son muy fáciles de reconocer, porque en el cartelito pone; MORAS ROJAS Y NEGRAS. Una mierda, eso son MORAS ROSAS Y GRISES, y están como calvas, les faltan granulitos. Es como si hubiesen cogido las moras auténticas y las hubiesen chupado durante 2 segundos antes de depositarlas en su cubículo.
Las otras, las que no tienen granulitos, siempre suelen estar buenas. Las negras y las rojas saben igual, lo cual es raro, pero más raro es, que sabiendo igual, la  negra sea más rica y consistente. No es que no me explique bien, es que solo me entiende la gente que come moras… Y sonríen al leerme. Es como la gente que debate entre qué está más rico, el ¿Spaghetti o el Tallarin? Para la plebe es lo mismo, pero para los entendidos, no tiene nada que ver. Yo como todo lo corto y lo hago fideua, en este debate no entro.
Luego están lo que en mi pueblo siempre se han llamado JAMONES, y la gente ahora llama NUBES. Esas esponjas rositas que hay de varios tamaños. El jamón mini, de “bocao”. Ese toda la vida ha sido “a pela”, pero en el quiosco de mi pueblo era a “2 un duro”, así que yo nunca lo pedía, porque no entendía el precio. Para cuando lo entendí ya había entrado el Euro, y no merecía la pena. Luego está el tamaño medio, de 2 “bocaos” (es el que desde que tenemos uso de razón nos metemos entero en la boca de manera transversal, a lo largo de los dientes y sonreímos). Y el maxi, el enorme, el que sella mis ventanas para aislarme del frío. Probarlo, hace muy bien su función. Es una Nube radiactiva, con efecto invernadero.
Luego están las MONEDAS… yo soy fan de las rojas. ¿Cuánto te puede durar una moneda roja en la boca? Si no la muerdes, eternamente, ¿no? Yo es que no tengo paciencia y la acabo mordiendo, pero si alguien ha hecho la prueba, que me diga su record por favor. Supongo que dependerá de las circunstancias, un día de resaca con la lengua como una mojama es más fácil deshacer un Euro. En lugar de billetes de 5 euros, deberían circular MONEDAS ROJAS DE 5 EUROS. Duran más y tienen mejor presencia y sabor. Vale, el dinero no se chupa, pero no me negareis que algunos billetes de 5 parece que están chupados y ¡¡hasta masticados!!
¡El HUEVO FRITO! Es una gominola bastante nueva ¿no? No es de toda la vida, pero está buenísima. Yo creo que la mayoría de los mortales nos lo comemos como nos comemos los huevos fritos, primero la YEMA (lo naranja, que esto crea mucha confusión en el mundo), y después la CLARA (lo blanco…). Todo junto también esta buenísimo, pero esta gominola es así, tienes que hacer la guarrada del mordisco a la yema. Luego queda un mini-agujero en lo blanco, y cuando te comes lo blanco, encajas la lengua en el agujero, es así y punto. Es como las OREO, no puedes comerla como una galleta María – la cojo, la unto y la muerdo – no. Tienes que hacer el cerdo. – Separo las 2 partes, guarreo con la lengua la cremita blanca, araño con una parte negra la otra… ya no queda cremita blanca, junto las 2 partes negras… La unto en la leche… Muerdo… Jo, sin cremita no es lo mismo, la dejo y a por otra!!!-.
En las gominolas también influyen los sexos. Los chicos siempre tienden a coger cosas negras. Regalices negros, chocolate negro y lo que más me impacta, TORPEDOS. ¿No están malísimos? No me digáis que no,  porque al final siempre se quedan en la bolsa. Se acaban todas las gominolas y en la bolsa siempre quedan los torpedos, y los granulitos de las moras. Que te da la gula al final de la peli y te atreves a coger un torpedo porque no queda nada más, y te arrepientes eternamente. Es como los bombones de licor en las cajas de bombones, siempre se quedan sueltos, ahí, en su hueco, muchas veces incluso mordidos. Que para el ego del bombón tiene que ser un horror. Te cogen el último, que ya es jodido, pero es que te mutilan, te escupen y te lanzan a la caja, ¡¡ni siquiera a tu hueco!! Joder, un respeto. Que uno tiene su corazoncito… de licor.










4 comentarios:

  1. Mmmm, qué dulce!!
    ah, y un respeto que a una siempre le gustaron los bombones de licor por encima del resto! ;-)

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  2. Me encanta la entrada!!! Mis gominolas preferidas son las moras (las de marca, no las chungas de imitación :) y los regalices esos aplastados que llevan como pica-pica o algo así por encima, mmmmm..., que buenos. Y las nubes/jamones también me chiflan, sobre todo un poco quemadillas con el mechero.
    Jo, que hambre me está entrando.
    Un beso!!!

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  3. Muy buenas todas, pero te faltan los platanitos.... Qué pasa con los platanitos?.. No te gustan??? Puede haber alguien a quien no le gusten los platanitos amarillitos???? Una opinión sobre los platanitos, ya !!!

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  4. jajaja y con lo que ha llovido hoy y yo sin mis gomis.....ummm que buenas!!!
    aunque me he sentido un poco masculina! me encantaaan los torpedos, regalices.... y esas que no le gustan a nadie! asi! a mi madre!
    besos artista!

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