miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sines3es

Cuando llevas días, semanas o mejor dicho meses en los que dedicas el 90% de tu tiempo a trabajar, agudizas el ingenio. Quieres salir de este círculo vicioso y el poco tiempo que tienes para estar en la calle te fijas en todo para ver de dónde puedes sacar una idea que te saque de un edificio de oficinas y te libere del estrés.

Y tanto fijarme me he dado cuenta de una cosa. ¿El estrés nace o se hace? Quiero decir, ¿eres una persona estresada por naturaleza o es que tienes razones para que tu entorno te estrese?

Supongo que dependerá de las personas.
Hace un par de días tuve 10 minutos de relax y aproveché para meterme en una tienda absolutamente vacía, llena de dependientes repeinados con pinganillo y walky, y mil accesorios que sinceramente no sé si eran atrezzo o servían para algo. Yo me limitaba a ir de un burro a otro como una reina, disfrutando de la soledad, cuando veo que uno de ellos con pinta de jefecillo se lleva la mano a la oreja al estilo Juan Luis Guerra y dice:

- ¿Cuando acabes con ese burro empieza con la zona de tejano, vale? -.

Yo me imaginaba que 4 pisos más arriba, otro dependiente estaba recibiendo su mensaje y dándole su correspondiente OIDO-CAMISETA, cuando de repente una tía 3 burros más allá se lleva la mano a la oreja y le responde,

- Vale, zona Tejano, entendido -.

PIIIIIIIIIIIIIII

La interferencia hizo caer 3 satélites. Se oyó en Marte.
Los dos me miraron con cara de póker. Yo me limité a seguir a lo mío porque no iba a ser yo la que les explicara que o se alejaban antes de volver a apretar el botoncito, o el siguiente PIIIIIIIIIII iba a hacer que el caracol de su oído interno pasase a ser limaco.  

Dime tú a mí qué pinganillo te hace falta a 5 metros de distancia, cuando todo el mundo hemos vivido en casas de las de pasillo largo y cuando tenías algo que anunciar pues…

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Empieza el Un, Dos, Treeeeeeesssssssss!!!! ¡¡¡¡¡Trae el KAS!!!!!!!!-

Esto es lo que se hacía y el mayor riesgo era que tu hermana no trajera el KAS, porque en el “DOS” había empezado a correr hacia el salón y lo del KAS le había pillado ya entrando… y pasando de volver hasta la cocina. Bueno, eso y que tu madre te mirara con cara de “eres-tonta-no-des-esas-voces” pero no te decía nada porque Mayra estaba ya con “Maria y Antonio, hermanos y residentes en Valladolid”.

Total, que estaba yo ya con toda mi compra seleccionada y me fui a la caja, a esperar a que me atendieran. No había cola, no había gente en la tienda, no había nada que hacer, pero nadie venía a cobrarme. Y cuando por fin lo hicieron y saqué mi tarjeta, no tuve opción de entregársela, ni siquiera de darle el DNI. Me largó el aparatito, me dijo MÉTELA y se quedó mirando al vacío hasta que yo metí, marqué, pulsé verde, esperé y saqué la tarjeta. Nada, ella no tuvo que hacer nada… Me despedí con un AGUR mientras ella emitía un sonido gutural con su mirada aún perdida hacia la nada y salí de la tienda pensando en echar curriculum para cajera.
Supongo que si a esta gente le dices que lo quieres para regalo le matas. Pero luego he pensado que no, que ahora te lanzan un sobre y una etiqueta con Felicidades en 8 idiomas y ahí te apañes.

Al salir tenía una reunión, así que me monté en un taxi que me llevara al lugar en cuestión, y puesto que estoy en una ciudad que no conozco le solté la dirección lo más exacta posible al taxista, y cuál fue mi sorpresa cuando me dijo,

- No conozco esa calle, señorita-.
- Ya… pues yo tampoco, pero esa es la dirección. Ahí está el edificio “TAL”, ¿Le suena el edificio?- yo intentaba colaborar, pero él no tenía mucha pinta-.
- No - él tan tranquilo, girado en su asiento. Ni media preocupación.
- Bueno, pues pregunte a algún compañero ¿no? – digo yo-.

De repente arranca el coche, abre la guantera, saca un callejero de 1.000 páginas amarillento, y mientras se pone el cinturón de seguridad me lo pasa y me dice,

- Bueno, busque la dirección, a ver si la encuentra aquí -.

Cinco minutos después tenía yo mi móvil en la mano con mapa en pantalla y muy concentrada le daba indicaciones al taxista.

- En la siguiente a la derecha, si, en la siguiente, pero espere que tiene el semáforo en rojo, ahora, espere, a la derecha, y seguido en la primera a la izquierda, y 50 metros más y hemos llegado, pero hay primero una rotonda y tiene que coger la tercera salida. Y ahora aquí, pare aquí, aquí… ¡¡AQUÍ!! Oiga, estamos en el número 32 y era en el 4 – (parece que este hombre sí necesitaba pinganillo)-.

- Bueno, pues le dejo aquí ¿no? Por no dar otra vez la vuelta. Son 13 euros – me suelta el tío impasible.

Me bajé del taxi y pensé, que realmente soy gilipollas. Y por eso ahora estoy escribiendo este post.

En unos días tengo la reunión de la vida, la presentación de la tensión, Kañamon, tu trabajo de los últimos 2 meses a examen.
Pues he tomado una decisión.
Cuando se apague la luz y se encienda el proyector le voy a dar al cliente el ratón de mi ordenador.
- Mire, aquí tiene el POWER POINT de 63 páginas, lo va leyendo en alto para que lo entienda todo el mundo, y si no está de acuerdo con algo de lo que pone lo va cambiando a su gusto. Yo mientras, voy a contestar unos wasaps que últimamente tengo a mi gente muy abandonada…-.

Lectores, no os estreséis, el resto del mundo no lo hace, y la verdad, es que no pasa nada.

jueves, 16 de octubre de 2014

Wellcome

Aquí estoy de nuevo, tirada en el aeropuerto.
Hace no mucho miraba atenta a las pantallas de información del aeropuerto buscando mi vuelo directo a mis playas favoritas, con mochila, chancletas y pantalón “cagao” con 5 amigas y millones de cosas que contarnos.
Ahora miro a las mismas pantallas con portátil, tacones y vestido de niña buena. O lo intento.
Ayyy, qué distinto es un aeropuerto en función de las razones que te lleven allí.

Cuando es por vacaciones la señora que pasa 6 veces seguidas con el cinturón puesto por el control, haciendo una cola interminable te parece entrañable. Y la que ya dentro del avión lleva el caballo de madera para su nieto e impide que tú tengas sitio para tu minimaleta te hace hasta gracia. Normalmente son la misma persona…

Pero cuando es por curro e intentas volver al hogar ya no ves a una señora entrañable, ves a una “vieja de los cojones”,  y solo te la imaginas colgada de una soga por el cuello con el caballo de madera debajo del sobaco apaleada a modo de piñata.
- Señora o avanza o le fundo el cinturón contra su piel con un soplete -.

Lo bonito es que mientras ella pasa con su caballo y su cinturón de hierro forjado, a ti te cachean incluso sin haber pitado.

- Señorita, pase por aquí – te dice un tío vestido de verde con un tricornio-.
- ¿¿Ein??- le dices tú vestida de negro en calcetines-.
- Es solo un segundo- te dice él mientras una tía te indica que abras los brazos-.
- No, si tiempo tengo, lo que no tengo es humor. Que el de delante ha pasado con el estuche de una metralleta y un cuchillo entre los dientes, y nadie le ha dicho nada…- piensas tú mientras la tía te indica que abras las piernas-.

Pero nada, en cuanto pasas el control, cierras los brazos, cierras las piernas, te vuelves a poner los zapatos, metes el portátil en la funda, te metes la camisa, te pones el jersey, los pendientes, el collar, los anillos, los empastes, los aros del sujetador, los tornillos de los tacones, y el piercing del clítoris, ya puedes avanzar con la poca dignidad que te queda. Es que era muy peligroso todo. Y muy de matar.
Y más teniendo en cuenta que ahora mismo cualquiera te puede matar con un simple estornudo. Pero eso no lo vamos a comentar muy alto, a ver si me va a leer alguien importante, de esos que tienen tarjetas opacas, y se le ocurre que aprovechando que te cachean te pueden meter un termómetro en el culo y ya, matamos 3 pájaros de un tiro. Pues mira a mí ya, directamente, pégame un tiro.  

Y cuando me voy recuperando y recolocando, y empiezo a avanzar por el aeropuerto y empiezo a pensar en qué tiendas compensar mi cabreo, le veo acercarse, joder, viene hacia mí… No hay nada que hacer, nuestras miradas se han cruzado, me van a encajar una tarjeta de crédito.

- ¿Es usted española? – Sonrisa profident-.
- A ver, estamos en el aeropuerto de Barcelona, ¿crees que es la mejor manera de empezar a vender algo? ¿Sabes las posibilidades que hay de NOES entre catalanes que van y extranjeros que vienen? Replantea la pregunta - pienso yo-.

Mi pausa silenciosa y pensativa le hacer replantear la pregunta.

- ¿Habla usted castellano?-
(Así sí).
- Pues sí, pero no estoy interesada gracias – le digo sonriendo-.
- No puede ser, si no sabes lo que te voy a contar- me dice sonriendo-.
- Si, la semana pasada uno de los tuyos me contó las maravillas de vuestra tarjeta desde la puerta A21 hasta la puerta C36. Durante el trayecto me compré unos vaqueros en Mango y entró conmigo en el probador - le digo sonriendo-.
- Pues con nuestra tarjeta le hubieran regalado puntos en Mango – me dice sonriendo-.
- Es que yo no quería puntos, quería unos vaqueros- le digo sonriendo-.
- ¿Y hoy quiere puntos? – me dice sonriendo-.
- No, hoy quiero comprarme el HOLA y montarme en un avión que salga puntual y me lleve a mi casa y tomarme unas cañas con mi gente, y abrir mi armario, y mi nevera y sobre todo ¡¡mi cama!! - le digo llorando-.
  
Y ya no hay respuesta, porque estás llorando, y cuando lloras no hay tío que se quede a verlo.

Así que me he comprado el HOLA.
Y aquí estoy, totalmente metida en la casa esa que aparece en las 10 primeras páginas. Casoplones de gente que nadie conoce, pero siempre tienen el mismo perfil. Chica rubia con vestidos largos con mucho escote en palacete, con marido con implantes capilares y camisa blanca con cara de que ha participado mucho en la decoración del mismo. Yo creo que el fotógrafo preguntó cómo ir al baño y el tío le miro con cara de,  - Pues ni idea, abre puertas. Si lo encuentras me dices, porque yo he meado en la piscina ya desesperado -.  

Y en eso estoy yo pensando, en que esa gente seguro que no sabe dónde mear, pero no espera colas de embarque… Y eso es vida.

Yo de momento estoy esperando en la mía, y me voy a mi casa, que no sale en el HOLA pero siempre me da la BIENVENIDA. 

lunes, 23 de junio de 2014

Medicina deportiva

Nota de la frikibloguera: Hombres del mundo. A pesar del título de este post, es muy probable que no os sintáis nada identificados con él. Os aviso desde el principio, estáis a tiempo de iros a tomar una cañita. El próximo post será unisex. Prometido. 

No sé por qué, cuando llega el verano y se acercan las vacaciones me da por ir a todos los médicos posibles. Debe ser que no quiero morirme de golpe en una playa perdida sin la tarjeta de mi seguro privado entre los dientes. No me fío de mis amigas. La adicción al sol y el salitre no les va a permitir dejarme a salvo. Éstas me entierran disimuladamente, clavan una sombrilla colorida para identificar dónde estoy,  y se van al chiringuito.

La semana pasada me tocó el ginecólogo (Nunca mejor dicho).
Voy al mismo desde los 14 años. Igual por eso el hombre cuando me ve entrar, se relaja y me grita, “Hombre Kañamon, ¿ya ha pasado un año?” Yo le respondo que si, (aunque han pasado dos, pero no quiero que me eche la bronca, ni sentirme peor de lo que ya me siento), y comienza el interrogatorio.

Primero empieza a preguntarme por las mujeres de mi familia, si están bien, si hay novedades, si mis sobrinos a los que ayudó a nacer siguen tan bonitos… Y luego empiezan las preguntas personales. ¿Pareja estable? ¿Medicación? ¿Algún dolor? ¿Trabajo-hasta-los-cojones-como-siempre? Y por último, hay una pregunta que siempre me hace y que no entiendo. (Agradecería ayuda).

- Muy bien Kañamon, ¿¿Novedades sexuales?? -.

Ahí, todos los años me quedo igual. Pensativa y dudando. ¿Eso me lo pregunta por  simple marujeo, es una pregunta científica, o culturilla general? Quiero decir, ¿me está preguntando si he tenido nuevas relaciones sexuales desde la última vez que me vio? Si es así, igual me ofendo, porque recordemos que han pasado 2 años. ¿¡¡¡Tan mala pinta me ve como para preguntarme eso!!!!!? ¿O se refiere a nuevas posturas practicadas? ¿O tal vez a si hay novedades en el terreno profiláctico que se le han escapado estando tantas horas dentro de su despacho de médico próximo a la jubilación? Pues todo tiene la misma respuesta, SI. Pero yo como no le entiendo y la respuesta afirmativa puede llevar a preguntas más incómodas y respuestas más descriptivas, hago una breve pausa, miro hacia el techo concentrada, suelto un ligero “mmmm”, y acabo con un firme NO, (porque a mí siempre me han dicho que lo importante en tus respuestas es proyectar  seguridad en ti misma), y espero reacción poniendo cara de que no va conmigo el tema.

Por suerte la respuesta fue. - Estupendo, pues ya sabes lo que toca, desnúdate y a la camilla -.

Bufff, “a la camilla” dice. A la ¡¡¡camilla!! Pero, ¡¡¡Qué camilla!!!
Dice la RAE, Camilla: “Cama estrecha y portátil, que se lleva sobre varas a mano o sobre ruedas, para transportar enfermos, heridos o cadáveres”.

Yo no veo nada en la definición que hable de estribos… ESO no es una camilla, ¡¡Es un potro!! Y como tal, imposible de domar.
Lo de transportar cadáveres lo entiendo, porque cada vez que me tengo que subir a ESO, veo la muerte de cerca.

Te acercas a ella como tu madre te trajo al mundo, mirándola fijamente, y buscando la mejor manera… Pues subo por aquí. Hay un escalón, pero espera que me tengo que dar la vuelta. (Lengua colgando hacia el lado izquierdo de la boca) Ya está. Ay, con cuidado que tiro la sabanita. Espera que me giro, ay, a poquitos: Uno, dos, tres, cuatro… ya está. Me tumbo hacia atrás. Venga, fuerza abdominal. Aaaaaaasí, ya está,  ahora subo una pierna… (Lengua colgando hacia la derecha de la boca). Ayyy!!! Que se va el estribo, espera, la otra, solo falta una, venga, ponla en Cuenca y ya está… Y ahí estás, ya empezando a respirar y metiendo de nuevo la lengua en la boca, porque parece que estas a salvo de momento. Y en ese instante, el médico se gira con los guantes puestos y te suelta la frase mágica… “Baja un poquito más el pompis”.

¡¡¡¡A ver!!! ¡¡¡¡NO-SE-PUE-DE!! Por eso siempre nos lo tienen que decir. Todos los ginecólogos a todas las mujeres del mundo nos dicen que bajemos un poquito más el pompis. Sin mirarnos, da igual. Siempre tienes que bajarlo más. Para ellos nunca es suficiente.  Es asignatura obligatoria de la especialidad. Pregunta fija de MIR.

Indique la práctica obligatoria inicial para una revisión ginecológica completa:

a)    Citología.
b)    Exploración mamaria.
c)    Ecografía.
d)    Solicitar a la paciente que baje más el pompis.
e)    Ninguna de las anteriores.  

La respuesta correcta es la d), siempre.
Y si esto es así no es porque las mujeres nazcamos con un gen que nos impide retener de un año a otro lo que hay que hacer en el potro del ginecólogo… Es simplemente, porque bajar más el pompis ahí, ¡¡¡¡es muy jodido!!!!

En el colegio te enseñan a saltar el potro. Pues ya lo siento pero a eso no le veo la utilidad. Preferiría que me hubieran enseñado a subirme al potro. ¿Eso es sexismo? No lo sé, pero lo veo muy práctico. Y si quieren igualdad total, que se lo enseñen también a los chicos. Igual a partir de ahí la noche anterior nos harían una cena de pasta y proteína, para darnos fuerza y dejarnos preparadas. Y si a eso añaden un masaje muscular, pues ya, redondo. Pero no, esto es sólo cosa nuestra.

Total que como es el médico, y el médico manda, pues bajas más el pompis, que no es plan de discutir y cabrearle teniendo en cuenta que durante los próximos 5 minutos va a tener utensilios muy punzantes en zonas muy internas de tu cuerpo.
Así que acabas con el coxis en el aire, haciendo palanca con los omóplatos para no vencer el peso y terminar con el famoso pompis rozando el azulejo con tus rodillas rozando tus orejas. Y el hombre ahí, en tu interior mas interno, con su casco de minero, te suelta.

- Oye, ¿El tema de hijos cómo lo llevas? ¿Quieres? -.

Y tú sin poder incorporarte, acojonada, mirando al techo. A gritos.

- ¿¿¿Queeeeé??? ¡¡No!! ¡¡No quiero!! ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué has visto ahí? ¿Hay alguien? ¡¡¡Dile que se vaya!!!! -.

Y el tío saca la cabeza, te da una palmadita en un muslo, y te dice,

 - Tranquila, parece que por aquí todo bien. Venga, brazos detrás de la cabeza -.

A tomar por culo. Brazos detrás de la cabeza. Si relajo los omóplatos me escurro, joder, pues brazos detrás de la cabeza y manos enganchadas a la parte superior de la camilla como si no hubiera un mañana. Dudo mucho que los escaladores profesionales hagan tanta fuerza con las pobres yemitas de los dedos.  

- Kañamon, ¿estás tensa no? Ni que fuera la primera vez que vienes. ¡¡Relájate mujer!! Cuéntame algo - es su siguiente aportación.  

Tú sonríes con la mandíbula forzada. Lo que me faltaba, si quieres te canto. Sabes que no puedes relajarte. Si lo haces, te escurres como una natilla.
Y no porque estés blandita, tú haces tu gimnasio y tus pesas. Pero nada, ese potro debería ser disciplina olímpica.

Después de explorarte lo que queda, te da un golpecito en el hombro, y...

- ¡¡¡Visto!!! Ya puedes vestirte - .

¡¡Olé!!

Mujeres del mundo. Hoy vais a saber por qué es tan difícil tener los codos suaves y no despellejados. Por este momento anual. Haces tanta fuerza con los codos para poder incorporarte con el coxis flotando en el aire, y las piernas enganchadas en dos estribos mirando al techo, que es imposible regeneran esa piel en 12 meses. No lo intentéis, ni aloe vera, ni aceite de argán ni leches. Dejad de ir al ginecólogo, y veréis los resultados. Haced balance. Vosotras sabréis lo que os merece más la pena… Candidiasis o codos suaves.

Pero bueno, que ya nos vamos, con los codos pelados, pero nos vamos. Ahora solo te queda buscar el escaloncito que había cuando te has subido. Tú no lo ves, pero tiene que estar ahí. Así que sueltas un pie del estribo y volviendo a sacar la lengüita (importante para hacer equilibrio) vas dando toquecitos con el pie a ciegas, hasta que lo localizas. Ya ahí todo cambia. Te bajas, sonríes aliviada, y de puntillas, pim, pim, pim, en tres saltitos llegas a tu ropa y te vuelves a sentir a salvo.

Así que un año más lo he logrado, he sobrevivido a la revisión. Llevaré manga francesa hasta que se me haga postilla, pero ya está.

El año pasado en un chiringuito sureño, conocí a un tío que era especialista en “medicina deportiva”. Cuando me lo dijo me quedé tal cual. Ahora entiendo su profesión. Este año repetiré chiringuito. Le preguntaré si me puede entrenar para la próxima revisión. Tenemos un año…

miércoles, 2 de abril de 2014

Sudores y pudores

Ya estamos en Abril.
Se acerca Semana Santa.
El mundo empieza a “panicar” con la idea de ponerse en bañador en público.
Pieles blanquitas en los probadores y cuerpos que podrían ser perfectamente víctimas de los AAAAARRRRRGGGG de la Cuore - “¿Esto hace 8 meses era así? Aaaaaaagggggg, ¡puta Navidad! -.

Si, la Navidad es odiosa hasta en primavera, no hay por donde cogerla. El 7 de Enero decidiste olvidarla para siempre, la sacaste de tu mente, pero sigue presente en tu cuerpo. Concretamente en todas aquellas partes que cuando te miras al espejo no te miran a la cara, es decir, miran hacia abajo. Están avergonzadas, la raya de la lorza sonríe hacia abajo… - Lo siento, me he dejado… -.

Y qué le vas a decir. Nada, lleva contigo mucho tiempo, pues a apechugar. Que esa es otra, ¡¡vaya pechuga que has echado también!!!

Y vas por la calle pensando en ello, fijándote en el culo de toda tía que pasa a tu vera, y comparando. Y al llegar a casa y abrir el buzón, ¡¡¡BINGO!! ¡¡¡Propaganda de 7 gimnasios distintos!!

Porque los gimnasios lo saben, saben que la mitad de las personas del mundo están panicando, y se aprovechan de ello. Te dan las mejores ofertas para que mejores tu moral.

El gimnasio Hardfit te regala un mes gratis, el de Agosto; el Mastergras no te cobra la matrícula si pagas 10 años de golpe; con la primera clase de spinning del Microglúteo te regalan una toalla; y en el gimnasio del barrio (sólo para empadronados, esa lonja que solo los de toda vida saben que es un gimnasio), te regalan dos chorizos de Zamora por la primera semana de Aerobic.

Y tienes que tomar cartas en el asunto, hay que mover el culo y decidirse. Y mientras te comes un bocata de chorizo, que la propaganda te ha inspirado, decides.
Porque hay una cosa que es cierta, cuando ya decides que vas a ir al gimnasio, te das un  homenaje, como si no hubiera un mañana. Como si lo quemaras en una horita de clase, cuando sabes que no lo quemas ni con soplete. Te quemas a lo bonzo y en el suelo queda una masa gelatinosa, no hay huesos, no hay piel, solo queda grasa….De primero morcilla frita, chorizo frito, tocino frito, pan frito y todo acompañado de ensalada frita. De segundo solomillo en su salsa con foie y confitura de arándanos, y de fresas, y de azúcar!!… Y de postre tarta, toda la tarta.

Pero bueno, ya te has decidido y mañana empiezas el gimnasio.
Te vas a ir al Microglúteo que te dan una toalla que te viene estupendamente.
Claro que la toalla no te la dan hasta que no has pagado 200 € de matrícula y el primer mes por anticipado, y resulta que es más pequeña que el Microgluteo que aspiras tener, pero ya está hecho. En la letra pequeña del contrato leíste que te prometían una microtalla, pero no, era una microtoalla, y te jodes. Sabes perfectamente que la letra pequeña hay que leerla detenidamente, no mientras la del gimnasio te saca a traición la foto que vas a tener en el carnet de socia para toda la vida… Que según la saca, y sin darte tiempo ni a verla te dice, - Tranquila, que esta solo la vas a ver tú -. Pues para qué mirarla, ya sabes que pareces un congrio.

El primer día en el vestuario es extraño. En esto yo no sé si los tíos viven las mismas cosas, pero de verdad que en los vestuarios de chicas, pasan cosas muy extrañas.
Llegas nueva, medio tímida, buscando tu hueco para dejar tus cosas y cambiarte, y la gente está como en casa. Y eso me parece bien, pero la gente ¿cómo está en su casa?
Y ahí es donde te ofuscas. Porque mientras me siento para quitarme las botas, una tía en pelotas se esmera en darse crema hidratante efusiva con su pierna subida en ángulo recto en el banco, bien pegadita a mi. Con lo que ello conlleva. Eso es saber interioridades de las personas y lo demás son tonterías. Giras la cabeza en la dirección opuesta y justo al otro lado la cara te pega con un abrigo, pero ahí te quedas, con la cara metida en el abrigo. Mejor entre pelo sintético… 

Yo soy pudorosa… lo justo.
Me desvisto y visto con alegría. ¡¡Pero sin alboroto!!
No entiendo que mientras dos coleguitas ponen a parir a su compañera de curro, a grito pelado para superar el sonido de los secadores de pelo, se suban la braga ¡¡pegando a la vez la compresa!!.

¿Eso es ser lerda? Porque igual soy lerda, pero yo creo que lo de verle a alguien en pelotas, rodillas flexionadas, bragas a medio subir y plástico con alas al viento… ¿no es lo normal no?

Y como no lo sé, he preguntado.
A ver, no he hecho una encuesta. Simplemente lo he comentado caña en mano con mi entorno. (Los que me seguís con regularidad ya sabéis que yo si no tengo una caña en la mano, no hablo.)
Y el populacho, caña en mano, me apoyó, y me dijo que no es lo normal, pero que mi gimnasio es muy light.
Y por eso ahora tenemos un reto. Tengo que conseguir superar a la que vió en su gimnasio a una tía secándose el tema… ¡¡¡¡con el secador!!! (Si, si, el chete lerete)

Ole manole!!

Y yo pienso,  para secarte eso con el secador sin hacerte quemaduras de 3er grado en la piel, que tienes ahí, ¿¿¿un pelocho???
Y si es así, ¿Por qué te empeñas en darle volumen? ¿Ya te va a subir luego la braga?

Y en eso estaba yo pensando, cuando me di cuenta. Ahora entiendo por qué en mi gimnasio te regalan una toalla según llegas, y en el espejo hay un cartel que dice “EL SECADOR ES PARA LA CABEZA”. Blanco y en botella… leche condensada. 

jueves, 27 de febrero de 2014

Cuernos culturales

Vaya disgusto de día llevo.
Después de un fin de semana intenso de cervezas, mojitos, mucha comida grasa y tantas, tantas risas que llegó un momento que no sabía cuál era la postura normal de la boca en mi cara, ha llegado una semana un pelín estresante. Viajes de trabajo, madrugones inhumanos, ronquidos en el avión, gritos de tus jefes, gritos A tus jefes (from lost to the river)… Después de todo esto por fin hemos llegado al jueves, y tu humor mejora, tu cara se relaja, y tus ojos empiezan a recordar que tienen músculos autónomos, y parpadean.

Y entonces, en ese momento en el que la alegría empieza a fluir con naturalidad en ti, recibes un mail de una “amiga” recomendándote un BLOG de una tía, “que te partes de risa”.

Silencio, releed la frase anterior, entendiendo el contenido, os doy unos minutos para analizarla. Incluso os la explico si hace falta:

A mí, Kaña-mon, me ha llegado un mail de una "amiga", con copia a otras amigas, recomendando que leyéramos un “BLOG maravilloso de una tía con la que te partes de risa”.

Si, ya está, todos estamos pensando en lo mismo, ¿Qué tipo de amigas tengo y por qué no me quieren?

(Inciso: los que esperáis que ponga el nombre del blog en cuestión podéis dejar de leer este post, puesto que eso jamás sucederá. Gracias por vuestra visita.)

Pues eso, que decirme eso a mí, es como decirle al productor de Masterchef, que haga sitio para el postre… ¿Capicci?

Y estaba yo pensando en qué hacer, porque al fin y al cabo, a mis amigas las quiero, y me caen bien, y yo creo que son buena gente (o lo creía). Y he pensado en mis opciones. Una es cambiar de amigas, pero es que no creo que encuentre otras con el mismo aguante… (Bebiendo cerveza). Así que tendré que decantarme por la otra opción. Conseguir hacerles más gracia que “LA OTRA”.

Porque yo me pregunto. ¿Esto son cuernos?
Porque para mí unos cuernos no tienen nada que ver con echar un polvo esporádico… (Eso no significa que el tío después de un polvo esporádico pueda volver a mí. A mamarla a Parla chaval), pero es que me parece todavía peor el hecho de que el tío intente echar un polvo con otra, aunque no lo consiga.

Y vale, mis amigas no se han hecho coleguitas de esta tía. ¡¡¡Pero la leen!!!

Pero es que claro, después de la cagada, me dicen que se ríen muchiiisimo mas conmigo, pero por si acaso, ¡¡¡¡ME LA RECOMIENDAN!!!
Y el problema está en si podré perdonarles… Yo quiero ¿eh? Pero es que ya no confío en ellas… Porque a partir de ahora, cada vez que les vea reírse conmigo pensaré, “¿se ríen de mi gracia y desparpajo o están pensando en un chiste de la otra?”

Y así estoy, en un “sin vivir”… Vaya Juernes que me han dado.
Tendré que perdonarlas porque mañana empieza el fin de semana, y yo quiero que me saquen de paseo… pero el Lunes… Empiezo a pensármelo de nuevo.
Me van a tener que convencer. O veo a sus endorfinas fibrilando a su alrededor, o me van a tener que ver enseñándoles mi gracia a OTRAS…

¡¡¡Y ahora vais, y me recomendáis!!!  

miércoles, 19 de febrero de 2014

INTERPRETE-ANDO

Se abre el telón y aparece Dios. Se cierra el telón.
¿Cómo se llama la película?

EL INTÉRPRETE

¿No lo pilláis no? Perdón, es que no es un chiste. De hecho tampoco es una película, es una  obra de teatro, o un concierto, o un espectáculo… no sé definirlo, soy de ciencias puras y lenguaje sencillo. Es acojonante.

Los que la hayan visto me entenderán, y asentirán con la cabeza, y los que no… No sé para qué estáis en este mundo, lo siento.  

Un antes y un después en mi vida.

Yo siempre he dicho que soy creyente, a mi manera, en mi Dios. Y para mi, Dios es “algo” que te hace la vida agradable, que te motiva a seguir con tus sueños, que te ayuda a reírte de ti mismo, a pensar en positivo… así que sí, ASIER ETXEANDIA ahora mismo es mi Dios y su espectáculo algo así como el Limbo. Me quedaría una eternidad instalada en la butaca del teatro, viéndole actuar.. 

Hoy en día el 99% de la gente tiene motivos para echarse a la calle para reivindicar o quejarse por algo. La ley del aborto, los despidos masivos, el cierre de empresas, el IVA…
Te sientas en el teatro a ver a Asier, y por un lado se te olvida todo y por otro quieres salir a la calle a comerte el mundo y a repartir ostias ante tanta injusticia. El bullying, el mobbing, el zapping… Este último no es grave, pero es una manera más de quitarte el mando…

Lo comprobé en el propio teatro. La pareja de mi derecha discutía mientras se apagaban las luces,

- Pssss, déjame un segundito el móvil para mirar una cosa – le decía ella bajito.
- Joder, que lo he apagado, calla, ¡¡que empieza!! – le respondía él menos bajito.
- Pues lo enciendes, ¡¡que es un segundo!! – ya no era ni bajo.
- ¡¡Toma coño!! Qué pesada eres – a gritos-.
- CHSSSSTTTTT!!! – toda la zona al unísono, mientras ellos hacían mimo con mucha cara de asco y ojos inyectados en sangre.
Pues después de hora y media de espectáculo salían de la mano haciendo planes de futuro.

Si es que no  hay nada mejor en el mundo que reírte y llorar a la vez. Emoción y descojono en estado puro, y encima mientras tanto ¡¡te ponen a bailar!!. Hice tantas cosas a la vez que salí con agujetas.

El caso es que salí del teatro con ganas de comerme el mundo. Y bueno, para empezar me comí unos pintxos, acompañados de unas cervezas, porque si no, no son pintxos, son simplemente comida con pan. No es lo mismo.  

Y una vez cenada y bebida, (mas bebida que cenada) te haces fácilmente un esquema en la mente de todo lo que vas a hacer este año que no has hecho nunca en tu vida. Vamos, vuelves al 31 de Diciembre, pero más motivada. (E igual de bebida)

De aquí al verano vas a hacer paracaidismo, escribir un libro, conseguir cuadraditos en el abdomen, publicar la segunda edición de tu libro, renovar tu armario, publicar la tercera edición de tu libro, hacerte mechas californianas , conocer a tu ídolo, poner el mejor chiringuito en las playas de Cádiz, cambiar de curro y triunfar!!!.  Y todo esto sin dejar de estar en la oficina 9 ó 10 horas al día. Porque tú lo vales.

Lo que pasa es que después de 9 horas en la oficina, no vales para nada, y si te tiras de algún sitio no va a ser con paracaídas…

Y para no desmotivarte, lo compartes con tus colegas, caña en mano, y resulta que hay cosas que son comunes. Al final para tirarnos en paracaídas estamos 2, para ir al gimnasio 4, para escribir un libro estoy sola, y para montar un chiringuito en las playas de Cádiz estamos 16. Va a ser muy rentable. Sobre todo cuando en Agosto todas queramos beber de gratis. Pues bancarrota y cirrosis, ¡¡Pero realizadas!!

Y aquí, en un miércoles normal de mi vida, yo sigo dándole vueltas al cambio. No lo voy a hacer todo, pero esta vez sí, esta vez alguno cae, y ahora mismo, delante del ordenador, con jersey gordo y viendo llover, ya se cuál me tira más. Y cuando lo consiga espero que Asier Etxeandia tenga otra obra en el teatro, y con un poco de suerte me siento en las primeras filas y en cuanto se abra el telón le grito.

-  ¡¡¡ASIER, TIO, ESKERRIK ASKO!!!, GRACIAS A “EL INTERPRETE” AHORA TENGO CIRROSIS” -.

Yo no creo que me entienda el piropo, pero si lo hace, le invito a unas cañas.

Por si queréis cambiar vuestro esquema mental, aquí os dejo la mejor manera de hacerlo.

http://elinterprete.es/gira/

PD: Amama, ahora que por fin descansas con Dios, disfruta del espectáculo. Un beso.