lunes, 23 de junio de 2014

Medicina deportiva

Nota de la frikibloguera: Hombres del mundo. A pesar del título de este post, es muy probable que no os sintáis nada identificados con él. Os aviso desde el principio, estáis a tiempo de iros a tomar una cañita. El próximo post será unisex. Prometido. 

No sé por qué, cuando llega el verano y se acercan las vacaciones me da por ir a todos los médicos posibles. Debe ser que no quiero morirme de golpe en una playa perdida sin la tarjeta de mi seguro privado entre los dientes. No me fío de mis amigas. La adicción al sol y el salitre no les va a permitir dejarme a salvo. Éstas me entierran disimuladamente, clavan una sombrilla colorida para identificar dónde estoy,  y se van al chiringuito.

La semana pasada me tocó el ginecólogo (Nunca mejor dicho).
Voy al mismo desde los 14 años. Igual por eso el hombre cuando me ve entrar, se relaja y me grita, “Hombre Kañamon, ¿ya ha pasado un año?” Yo le respondo que si, (aunque han pasado dos, pero no quiero que me eche la bronca, ni sentirme peor de lo que ya me siento), y comienza el interrogatorio.

Primero empieza a preguntarme por las mujeres de mi familia, si están bien, si hay novedades, si mis sobrinos a los que ayudó a nacer siguen tan bonitos… Y luego empiezan las preguntas personales. ¿Pareja estable? ¿Medicación? ¿Algún dolor? ¿Trabajo-hasta-los-cojones-como-siempre? Y por último, hay una pregunta que siempre me hace y que no entiendo. (Agradecería ayuda).

- Muy bien Kañamon, ¿¿Novedades sexuales?? -.

Ahí, todos los años me quedo igual. Pensativa y dudando. ¿Eso me lo pregunta por  simple marujeo, es una pregunta científica, o culturilla general? Quiero decir, ¿me está preguntando si he tenido nuevas relaciones sexuales desde la última vez que me vio? Si es así, igual me ofendo, porque recordemos que han pasado 2 años. ¿¡¡¡Tan mala pinta me ve como para preguntarme eso!!!!!? ¿O se refiere a nuevas posturas practicadas? ¿O tal vez a si hay novedades en el terreno profiláctico que se le han escapado estando tantas horas dentro de su despacho de médico próximo a la jubilación? Pues todo tiene la misma respuesta, SI. Pero yo como no le entiendo y la respuesta afirmativa puede llevar a preguntas más incómodas y respuestas más descriptivas, hago una breve pausa, miro hacia el techo concentrada, suelto un ligero “mmmm”, y acabo con un firme NO, (porque a mí siempre me han dicho que lo importante en tus respuestas es proyectar  seguridad en ti misma), y espero reacción poniendo cara de que no va conmigo el tema.

Por suerte la respuesta fue. - Estupendo, pues ya sabes lo que toca, desnúdate y a la camilla -.

Bufff, “a la camilla” dice. A la ¡¡¡camilla!! Pero, ¡¡¡Qué camilla!!!
Dice la RAE, Camilla: “Cama estrecha y portátil, que se lleva sobre varas a mano o sobre ruedas, para transportar enfermos, heridos o cadáveres”.

Yo no veo nada en la definición que hable de estribos… ESO no es una camilla, ¡¡Es un potro!! Y como tal, imposible de domar.
Lo de transportar cadáveres lo entiendo, porque cada vez que me tengo que subir a ESO, veo la muerte de cerca.

Te acercas a ella como tu madre te trajo al mundo, mirándola fijamente, y buscando la mejor manera… Pues subo por aquí. Hay un escalón, pero espera que me tengo que dar la vuelta. (Lengua colgando hacia el lado izquierdo de la boca) Ya está. Ay, con cuidado que tiro la sabanita. Espera que me giro, ay, a poquitos: Uno, dos, tres, cuatro… ya está. Me tumbo hacia atrás. Venga, fuerza abdominal. Aaaaaaasí, ya está,  ahora subo una pierna… (Lengua colgando hacia la derecha de la boca). Ayyy!!! Que se va el estribo, espera, la otra, solo falta una, venga, ponla en Cuenca y ya está… Y ahí estás, ya empezando a respirar y metiendo de nuevo la lengua en la boca, porque parece que estas a salvo de momento. Y en ese instante, el médico se gira con los guantes puestos y te suelta la frase mágica… “Baja un poquito más el pompis”.

¡¡¡¡A ver!!! ¡¡¡¡NO-SE-PUE-DE!! Por eso siempre nos lo tienen que decir. Todos los ginecólogos a todas las mujeres del mundo nos dicen que bajemos un poquito más el pompis. Sin mirarnos, da igual. Siempre tienes que bajarlo más. Para ellos nunca es suficiente.  Es asignatura obligatoria de la especialidad. Pregunta fija de MIR.

Indique la práctica obligatoria inicial para una revisión ginecológica completa:

a)    Citología.
b)    Exploración mamaria.
c)    Ecografía.
d)    Solicitar a la paciente que baje más el pompis.
e)    Ninguna de las anteriores.  

La respuesta correcta es la d), siempre.
Y si esto es así no es porque las mujeres nazcamos con un gen que nos impide retener de un año a otro lo que hay que hacer en el potro del ginecólogo… Es simplemente, porque bajar más el pompis ahí, ¡¡¡¡es muy jodido!!!!

En el colegio te enseñan a saltar el potro. Pues ya lo siento pero a eso no le veo la utilidad. Preferiría que me hubieran enseñado a subirme al potro. ¿Eso es sexismo? No lo sé, pero lo veo muy práctico. Y si quieren igualdad total, que se lo enseñen también a los chicos. Igual a partir de ahí la noche anterior nos harían una cena de pasta y proteína, para darnos fuerza y dejarnos preparadas. Y si a eso añaden un masaje muscular, pues ya, redondo. Pero no, esto es sólo cosa nuestra.

Total que como es el médico, y el médico manda, pues bajas más el pompis, que no es plan de discutir y cabrearle teniendo en cuenta que durante los próximos 5 minutos va a tener utensilios muy punzantes en zonas muy internas de tu cuerpo.
Así que acabas con el coxis en el aire, haciendo palanca con los omóplatos para no vencer el peso y terminar con el famoso pompis rozando el azulejo con tus rodillas rozando tus orejas. Y el hombre ahí, en tu interior mas interno, con su casco de minero, te suelta.

- Oye, ¿El tema de hijos cómo lo llevas? ¿Quieres? -.

Y tú sin poder incorporarte, acojonada, mirando al techo. A gritos.

- ¿¿¿Queeeeé??? ¡¡No!! ¡¡No quiero!! ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué has visto ahí? ¿Hay alguien? ¡¡¡Dile que se vaya!!!! -.

Y el tío saca la cabeza, te da una palmadita en un muslo, y te dice,

 - Tranquila, parece que por aquí todo bien. Venga, brazos detrás de la cabeza -.

A tomar por culo. Brazos detrás de la cabeza. Si relajo los omóplatos me escurro, joder, pues brazos detrás de la cabeza y manos enganchadas a la parte superior de la camilla como si no hubiera un mañana. Dudo mucho que los escaladores profesionales hagan tanta fuerza con las pobres yemitas de los dedos.  

- Kañamon, ¿estás tensa no? Ni que fuera la primera vez que vienes. ¡¡Relájate mujer!! Cuéntame algo - es su siguiente aportación.  

Tú sonríes con la mandíbula forzada. Lo que me faltaba, si quieres te canto. Sabes que no puedes relajarte. Si lo haces, te escurres como una natilla.
Y no porque estés blandita, tú haces tu gimnasio y tus pesas. Pero nada, ese potro debería ser disciplina olímpica.

Después de explorarte lo que queda, te da un golpecito en el hombro, y...

- ¡¡¡Visto!!! Ya puedes vestirte - .

¡¡Olé!!

Mujeres del mundo. Hoy vais a saber por qué es tan difícil tener los codos suaves y no despellejados. Por este momento anual. Haces tanta fuerza con los codos para poder incorporarte con el coxis flotando en el aire, y las piernas enganchadas en dos estribos mirando al techo, que es imposible regeneran esa piel en 12 meses. No lo intentéis, ni aloe vera, ni aceite de argán ni leches. Dejad de ir al ginecólogo, y veréis los resultados. Haced balance. Vosotras sabréis lo que os merece más la pena… Candidiasis o codos suaves.

Pero bueno, que ya nos vamos, con los codos pelados, pero nos vamos. Ahora solo te queda buscar el escaloncito que había cuando te has subido. Tú no lo ves, pero tiene que estar ahí. Así que sueltas un pie del estribo y volviendo a sacar la lengüita (importante para hacer equilibrio) vas dando toquecitos con el pie a ciegas, hasta que lo localizas. Ya ahí todo cambia. Te bajas, sonríes aliviada, y de puntillas, pim, pim, pim, en tres saltitos llegas a tu ropa y te vuelves a sentir a salvo.

Así que un año más lo he logrado, he sobrevivido a la revisión. Llevaré manga francesa hasta que se me haga postilla, pero ya está.

El año pasado en un chiringuito sureño, conocí a un tío que era especialista en “medicina deportiva”. Cuando me lo dijo me quedé tal cual. Ahora entiendo su profesión. Este año repetiré chiringuito. Le preguntaré si me puede entrenar para la próxima revisión. Tenemos un año…