domingo, 13 de noviembre de 2011

Sobre la marcha

Salón de mi casa, desorden absoluto, manta hecha una bola en el sofá, cojines bajo la manta, el mando a distancia asoma entre los cojines. Salgo de mi habitación envuelta en el nórdico, me asomo al baño, me miro en el espejo. ¿Cuándo me pinté ayer los labios de negro? Ah, no es pintalabios, es el rimmel, que se me fue trasladando por la cara. Voy al fregadero, AGUAAAAAA. Me llevo el vaso a la boca con ansia, después del segundo trago noto como el agua cae en bloque en mi estómago vacío. Necesito Coca Cola, no tengo, joder, me retumba la cabeza y solo oigo un lejano piiiiiii. Quiero llorar, pero no puedo permitir el lujo de deshidratarme ni un poco más.  
24 horas antes
-¿Dígame?
-¡¡Hola!! ¿Qué haces? –
-Pues aquí, escribiendo un post –
-¿Si? ¿Sobre qué? -.
-Pues aun no lo tengo claro, tengo varios frentes abiertos, y ninguno me convence, mi vida ficticia es complicada-.
-Eso es porque es sábado por la mañana, tú eres más nocturna. Además, un día deberías escribir sobre tu  vida real-.
-¡¡Si anda!! ¿Y qué cuento? -
- No lo sé, tú eres la creativa. Aperitivo y potes, ¿y lo pensamos?
-Me parece bien… ¿Volvemos a comer a casa?
-Pues no lo he pensado. A ver quién se anima. Sobre la marcha…-
Y esas son las palabras mágicas, así empieza todo.
Reconozco que los fines de semana  no hay frase que me guste más que “SOBRE LA MARCHA”. Al fin y al cabo mi vida ficticia está totalmente guionizada, no hay opción al destino…
En cambio un “sobre la marcha” empieza un mediodía en un bar del centro, la gente va llegando poco a poco, como con prisa, a tomar “un par de potes y me marcho”, pero en estos casos al final siempre te acabas acomodando.
Se cancelan comidas con hermanas, tardes de compras… Y a las 5 de la tarde estás pidiendo un copazo en el italiano de turno después de comerte un plato de pasta porque “o hacemos masa o esto se nos va de las manos”.
Y se nos fue.
A las 19:30 estábamos 6 amigas, en plan melé, en un bar diminuto, quitándonos la palabra unas a otras para contar las cosas más absurdas del mundo, en el tono más alto posible.
Es que cuando te has dado a las copas, tu tono sube unos decibelios, y todo el bar se entera de que “salí con un chico que tenía el pelo como una Menina, lo juro”. Y además de que te oye todo el bar, encima lo repites mil veces, por si acaso, no vaya a ser que los que llegan nuevos pierdan el hilo. Es importante además, decir su nombre y 2 apellidos, por si su primo pasa por allí.
Así que recuerdo que allí estábamos, aireando todas nuestras miserias a voz en grito, cuando decidimos cambiar de bar porque de repente ¡queremos musicón!! Pagamos una cuenta astronómica entre cervezas y copas, y nos dimos a la calle, sin haber tomado una decisión sobre nuestra próxima parada.
Llega la noche, y ese es el momento en el que normalmente toca reponer el bote. Entre bar y bar nos fuimos desperdigando a gritos. ¡¡Voy a un cajero!! ¡¡Y yo!! ¡¡Y yo!! ¡¡Yo a la Caixa! ¡Yo necesito BBVA!! ¡Yo un 4B!! ¡¡Yo vomitar!! Porque cuando estás en ese estado, todo hay que contarlo, nada te lo guardas. Entras en un bar y una dice, -voy a pedir-, y otra – voy a mear-, y otra – me voy a quitar el jersey que sino luego tengo frio al salir - , y la otra – este zapato me hace rozadura - , y la otra – ¡me encanta esta canción!-, pero lo curioso es que nadie escucha a nadie. Ya estás en ese momento que se puede ir toda la cuadrilla a casa sin avisarte, que tú tardarás un mínimo de 20 minutos en darte cuenta de que estás sola. Yo una vez me tiré media hora de copeo con una tía convencida de que habíamos trabajado juntas, hasta que me di cuenta de que simplemente me sonaba su cara de que había concursado en un popular programa de tv del canal autonómico de mi tierra. Si, ella me decía todo el rato que no, que no habíamos trabajado juntas, y que no me conocía de nada, pero como os digo, ya no escuchas a nadie.
Total que allí seguíamos ¿cuánto bote ponemos? Venga, 20 euros. Cada una sacamos un billete de 50, allí, en círculo, que parece que estamos jugando a piedra, papel o tijera, y nos quedamos mirándonos en plan… y ¿esto ahora cómo se hace?
Es imposible calcular. Todo el mundo se queda quieto mirando los billetes, y alguna que es más lista o se ha tomado una copa menos, dice, - yo le pongo a ésta, tú a la otra, esto lo quitas de aquí, redondeas por allí… y ¡¡tú lo llevas!!
Jodeee, lo de llevar el bote es un horror. Yo no sé pagar. Yo a partir de la 2ª copa voy a la barra y pago con el billete más grande que tengo. Total que llega un momento en el que la que va a por una ronda te pide el bote, y le das 4 kilos de monedas de 2 euros. – Zdoma! ¡¡Yo ron!!-
Y viendo el percal te dice, - Ay, no, yo voy al baño, igual tardo mucho, mejor que vaya otra a pedir-. Yo ahí ya no puedo, si no hay billetes no sé pedir. Tengo que hacer como las ancianitas en el supermercado, que le abren el billetero a la cajera, y ella misma se cobra. La edad es muy mala, pero el alcohol te vuelve idiota.
No hay más que ver cómo te puedes tirar 2 horas muerta de risa, diciendo sólo una palabra que en la comida ha formado parte de una anécdota. -¿Te acuerdas de lo de antes que hemos contado del armario? -. Y te mueres de risa. Y 5 minutos después otra dice, - si! ¡¡Armario!! Y todas descojonadas otra vez… Y cuando te estás yendo a casa mandas un sms a todo el mundo. – ARMARIO - Y todo el mundo te responde,- JAJAJAJA -.
El caso es que he decidido compartir mi vida real vía post, pero me he dado cuenta que no puedo contar la noche, porque si junto todo lo que recuerdo no me salen más de 16 palabras. Es que estas juergas no te dejan recuerdos, te dejan “flashes”. Son momentos que te vienen a la cabeza de golpe, sin ninguna razón, y que te muestran segunditos sueltos de la noche.
Hay flashes que son comunes a todas las noches de fiesta, siempre se repiten:
La cola del baño… Tu amiga discutiendo con el tío que nos ha tirado las chaquetas de la barra… El tío pesado que se empeña en que te conoce… El momento en el que encienden la luz del bar para echar a todo el mundo… Y los pisotones.
Tengo un número 36 de pie, y soy la persona más pisada del planeta. La gente no me pisa, se sube en mí, y se queda un rato. No lo entiendo. He llegado a llorar, no del dolor, sino de la impotencia de ¿Por qué? No, en serio ¿por qué? Tiene que tener alguna explicación. Y me preocupa tanto, que tengo pesadillas recurrentes con que se me caen los dedos de los pies. En internet he leído que tiene que ver con “pérdidas masivas de dinero”. No es mi caso, porque es cierto, los sábados de SOBRE LA MARCHA son caros, pero no es una pérdida de dinero, es una inversión!!. Inviertes en anécdotas.
En un sábado suceden las anécdotas que normalmente sucederían en 4 meses de vida, así que siempre merecen la pena y a la larga, son de lo más rentables.
De hecho, a pesar de que mi domingo está siendo doloroso, y me ha sido imposible centrarme en mi serie de culto actual, estoy encantada.
Solo me arrepiento de una cosa. Ayer no hice bien algo. Nunca puedes llevar tacones en un SOBRE LA MARCHA. Hoy no puedo apoyar las plantas de los pies. Es como si hubiese sido la noche de San Juan, y hubiera apoyado los pies sobre las brasas durante 2 horas y cuarto con un tío de 100 kilos subido en mis empeines. No sé si lo llegáis a entender, pero para que os hagáis una idea, he pedido comida china, y he tenido que ir hasta la puerta de rodillas. El chino ni se ha enterado, era de mi mismo tamaño.
Porque claro, un día de resaca sin comida china, es como un día de resaca sin dolor de cabeza. Un imposible. Pero esta es otra historia que tendremos que compartir otro día. Me voy a la cama, a gatas.  

6 comentarios:

  1. Me suena de algo tu vida real. Nos conocemos del trabajo? ;-) Besazo loca!Muaaa!!

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  2. Hace poco me paso algo así en Bilbao...

    Y no, no nos conocemos, lo leo x fb

    Sigue así, nos encanta!!!

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  3. ¡¡¡Armario!!! jajjajaja... buenisimo! ; )

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  4. Te has salido!!! me has hecho reir! Por la mañana y en la oficina!!! eso no pasa jamas! jajajajaja
    Me encantais!!!
    Es que lo has escrito perfecto! como la vida misma!!! jajajaja
    Muxutxus!!

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  5. Me meooooooo
    Gracias por alegrarme los ratos de estudio
    Besos, magic english!

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