Dice una
canción de Extremoduro, “Va a subir la marea, y se lo va a llevar todo…”. Tiene
añitos ya, pero me pasé media carrera estudiando con la música de Extremo a
tope en mis orejas. Así me fue. Ahora
mismo no tengo ni idea de ninguna asignatura, pero las letras de las canciones
las tengo al dedillo. Qué cosas oye.
Bueno, el
caso es que eso pasa, la marea sube y se lo lleva todo. Ir a
la playa en el norte es lo que tiene, olas, surf, y la marea que sube y baja y
arrasa por donde pasa. Estos días las playas se llenan hasta el infinito, y con
el calor todo el mundo quiere estar en la orilla. Total que tú estás súper a
gustito en primera línea tumbada panzarriba, como recién caída de un avión, y se te ocurre la pregunta:
- Oyeeee, ¿A qué hora es la pleamar?-.
Y siempre
hay alguien en tu entorno totalmente informado que te responde - A las 16:00 -
.
- Andaaaaa, ¿Y en qué hora vivimos? - .
- Son las
14:05 – te vuelven a informar.
Y tú sigues
ahí, impasible, el placer del sol en la cara te impide hacer el más mínimo movimiento
- Ahhh, ¿Y a cuánto estamos del agua? -.
- A unos… 16 centímetros – te dice tu informador
métrico decimal.
- Joder, igual nos movemos ¿no?-.
Cuando de
repente un surfer se baja de la tabla justo encima de tu toalla te das cuenta
de que es el momento, no time, hay que recoger y cambiarse de sitio ya mismo. Y
en eso estás, con tu pareo enroscado en el cuerpo, arrastrando el capazo enganchado
al tobillo, las chancletas puestas al revés, subiendo por la playa a
trompicones buscando tu nueva ubicación mientras oportunamente oyes que te
suena el móvil, cuando ves que los de tu izquierda andan despistados y les
pilla la típica ola cabronceta que viene con fuerza y parece que deja intuir
una sonrisa entre la espuma. Porque el mar es naturaleza, y la naturaleza es
sabia, y cuando quiere unas gafas de sol y un unas chancletas nuevas, se
abalanza a la orilla pillando todo lo necesario. El mar se va de compras.
Cuando les
pasa a los demás es las risas, gente corriendo intentando salvar sus
pertenencias y tú descojonándote porque
ves que se les ha olvidado una chancleta y se la lleva el agua. Pero da igual, tú
observas y no avisas, y no es maldad, al fin y al cabo, es sólo una chancleta,
ya ha salvado el móvil que es a por lo que todo el mundo se lanza primero. Da
igual que la marea se lleve a su esposa y sus dos hijos mar adentro, ya ha
salvado el Iphone, no necesitas nada más.
Aunque es
mejor no reírse muy alto porque los que nos movemos por la playa huyendo de la
ola cabronceta lo solemos hacer por fases. Ahora subimos un poquito, y vuelve a
llegar el agua, y ahora otro poquito, y vuelve a llegar el agua, y en una de
estas te arriesgas a perder también las chancletas. Pero la vida es riesgo… Prefiero
perder una chancleta a que me ardan los sobacos lejos del mar.
Y yo a eso
estoy esperando, en 2 días me voy lejoooooos, y espero que me pille la marea y
se lo lleve todo. Yo no me renuevo en Año Nuevo, yo me renuevo en vacaciones. Vivo
los años por cursos, como en el cole, el año para mí era de Septiembre a Junio,
pues ahora igual. Así que espero que cuando esté en la playa venga una ola y se
lleve todo lo malo de estos meses pasados, todos los marrones existentes. Los
económicos, los personales, los laborales, la puta crisis… Y volver con nueva
vida, nuevas expectativas y un moreno de catálogo, ese color que aparece en el
pantonario, un moreno homologado. Porque cuando estás morena todo se ve
distinto. Dicen que verlo todo negro es malo,
pero yo, si en el espejo me veo toda negra, me vengo arriba. No hay nada que me
guste más que tener los pies negros, no, no quiero ser una homeless (aunque hoy
en día estamos todos al límite) no, me vuelve loca mirar hacia abajo y ver dos
conguitos abrazados por las tiras de las chanclas. Bueno, me encanta eso y no
tener marcas, así que en la playa la lio. Esto me lo quito, esto me lo meto por
aquí, esto me lo aparto hacia allí, ay espera que viene no sé quién y se me ve
el tal y me asoma el pascual… Que no sé
para qué me gasto pasta en bikinis, si luego en la playa parezco un Picasso, no
sabes dónde va cada cosa. (Es que soy de ciencias, y el arte se me escapa por
mucha obra de arte que sea, soy de cerebro cuadriculado, dos más dos son
cuatro, eso lo entiendo, lo abstracto, se me va, “no válida”).
Hace un par
de veranos grabé un video en una playa solitaria, sólo de mis pies descalzos
alcanzados por una olita, el agua sube hasta mis tobillos y se va, y vuelve
hasta mis tobillos y se vuelve a ir… Y cada vez que tengo momentos estresantes,
de los malos, malos, malos, miro ese video y me da una paz...
Podría
colgarlo en este post, al fin y al cabo os cuelgo muchos videos, pero noooooo,
a ver si algún avispado me reconoce por mis pies en una cala sureña este
verano, y la tenemos. Kaña-mon quiere mantener su anonimato, y hoy en día con
el Iphone creo que hay aplicaciones que hasta te identifican por los pies. Una
foto de un pie y te da DNI, edad, teléfono y número de asignaturas suspendidas
en octavo. Es la Grissom-app. De pago, por supuesto.
Yo me quería
despedir de este post como siempre, con una pequeña referencia a mi vida
ficticia, pero no he sido capaz. No se me ocurre ningún video que plasme la paz de las
vacaciones, y eso sólo significa una cosa, necesito un descanso. De vida real y
de vida ficticia.
Así que me
piro, os veo en un mes, renovada, morena, contenta y con nuevas ideas para
echarnos una risas reales con mis vivencias ficticias...
¡¡Feliz
verano!! (Azul, por supuesto).
Disfruta de las vacaciones!!!!!!!!! Yo tb me voy lejos lo mismo coincidimos en alguna cala moviendonos para q no nos coja la ola.... Jajajaja besos
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