miércoles, 2 de mayo de 2012

Volando voy, llorando vengo


¿Os acordáis de esa maravillosa canción llamada “Voyage, voyage”? (Vamos, el “vuayas, vuayas” de toda la vida…). Yo cuando la tarareo siempre tengo en la mente barracas como el balancé, los autos de choque con su barraquero subido de pie en uno de los coches con un trujas colgando del labio, el tío vendiendo coco húmedo en el carrito… Vamos que en general me recuerda a las barracas más antiguas y rústicas del pueblo de toda la vida.
Pues en estos días me he acordado mucho de esa canción. Y no he estado en las fiestas de mi pueblo, no, he volado con Easyjet. ¡¡Joder!! Qué aventura. Y no de las que te dan lecciones de vida, no, aventuras de las de VAYA MIERDA DE AVENTURA. ¿Cómo esa compañía se puede llamar “vuelofacil”?. Es más fácil volar agitando los brazos. Podría juntar los títulos de varios de mis anteriores post para hacer un resumen de mi vuelo: MALAS COMPAÑIAS, A LA MIERDA!!!, DE PELOTAS…

Todo empezó cuando en el trabajo me mandaron a la Gran Ciudad. Dos días plagados de reuniones condensadas una tras otra para aprovechar el tiempo y pagarme menos noches de hotel… Total, que estando así las cosas, no me mandaron en un vuelo Iberia business, ni siquiera en Iberia, ni siquiera en Ibe, no. ¡¡Me mandaron en Easyjet!!
Yo no sé si era porque el personal de tierra es más amable a las 6 de la mañana, pero a la ida no tuve problemas, el problema llegó a la vuelta, claro, cuando quieres volver a casa toda se complica, para ir a currar nunca tienes problemas…
Después de dos días recibiendo información de todo tipo, y con la cabeza saturada de curro, por fin llegué a la cola de embarque. Para los "no viajeros", o los pijos, o simplemente los que curran en empresas generosas, aclararos que en Easyjet no eliges asiento al hacer la reserva. Tu montas en el avión y te sientas como puedas, donde quieras. Vale, yo no tengo problema, he estudiado 5 años de carrera, con sus correspondientes 2 épocas anuales de exámenes. Era una experta en correr a coger sitio en la biblio en cuanto se abrían las puertas a las 7:00 am. Pues este era el momento, por fin descubro algo para lo que me ha servido la carrera.

El caso es que llegué de las primeras a la cola de embarque. Yo iba con mi trolley, mi portátil en un neoprenito y mi bolso, y los 3 que tenía delante me miraban sospechosamente… Empecé a mirar la cola de al lado. Estaban embarcando y todos iban pasando de uno en uno en silencio absoluto, encajando su maleta en un cubículo metálico muy ruidoso.
El sistema era fácil, sólo puedes llevar un bulto, si el bulto cabe en el cubículo asqueroso, pasas, si no, te quedas en tierra o pagas 50 euros por dejarte llevar tus bragas y tu pijama contigo a casa. ¿Lo pillas? ¡¡¡Low, super low, mega low low low cost!!!!
Pues la cola avanzaba rápido, pero en una esquinita rezagada había una chica muy roja, con una maleta muy amarilla abierta de pleno, intentando averiguar en qué momento entre su casa y el aeropuerto la maleta había engordado. La abría, la organizaba, la cerraba, iba al cubículo asqueroso, empezaba a hacer fuerza y….

– Señorita, no puede hacer fuerza, la maleta debe entrar sin empujar, retírese de la cola, o pague los 50 euros - .
Esto se lo decía un tío de 158 cms, con flequillo-chuleta en la frente, sin mirarle a los ojos, y con pinta de que el que necesitaba empujar era él.

Mi cola de embarque estaba ya a tope, y yo empezaba a estar nerviosa. Mi maleta era pequeña, pero necesitaba meter el portátil y el bolso… no iba a ser tarea fácil… me convertí en la chica roja de la maleta amarilla, pero como todo el mundo seguía  mirándole a ella, yo todavía estaba tranquila. La señora de delante de mí se centró en mi problema, y mientras yo me sentaba en mi trolley, ella cerraba la cremallera. Y lo conseguí, el portátil entró en mi maletita, incluso el bolso,  pero a cambio se quedó fuera el paraguas plegable, un tocho de folios con la presentación de las reuniones del día, un abriguito y un mini bolso… ¡¡Joder!! Miré fijamente a la señora, metí el paraguas y el mini bolso dentro del abriguito, y me lo enrosque debajo del sobaco. Con la otra mano, agarré el trolley, puse cara de “yo pasaba por aquí”, la miré y me guiñó un ojo con complicidad. ¡¡Ya está!!!
Justo en ese momento, la chica roja de la maleta amarilla daba su maleta y 50 euros al chico “pelo-toba”, que impasible, cerraba la otra puerta de embarque y se dirigía con su mierda de cubículo a nuestra puerta…. Ayyyy, tenía que comprobarlo antes de que el “pelo-toba” me chillara. Me acerqué al cubículo… ¡¡¡y la maleta entró!!! Pero luego no salía… ¡¡Joder!! La señora se convirtió en mi prima hermana, y mientras ella sujetaba la mierda de cubículo yo saqué la maleta y me volví a mi sitio peinándome el flequillo digna y orando para que el “pelo-toba” no hubiera visto todas las cosas que se me escurrieron por debajo del abrigo.
Y se abrió la puerta de embarque… ¡¡Qué nervios!!! Y una tía hablando para su camisa dijo deslizando las palabras…

- A ver, por problemas de espacio necesitamos voluntarios que nos dejen aquí su maleta para que viaje en bodegas… - .

¡¡Joder!! Esta es la mía, es la única manera de garantizarme llegar a mi destino con todo. Salgo de la fila como un sputnik, al igual que otros 25. Parecia un sketch de los Morancos, todo el mundo llevaba algo colgando del abrigo, la maleta medio abierta, los calcetines en los bolsillos… un show. Total, que le voy a dar mi maleta y pienso… ¡¡EL PORTATIL!!! ¡¡Es de la empresa!! Tengo que sacarlo, pero se me van a adelantar estos 25, ¡¡una mierda!! Una va al gimnasio, pero sabe hacer que su culo ocupe todo el plano, agachada impido el paso al mundo. ¡¡Giro de culo a la derecha, derecha, derecha!! ¡¡A la izquierda izquierda izquierda!! ¡¡Otra vez te vienen por la derecha!!! Agachada en la maleta conseguí frenar a toda la peña, rezando mientras tiraba de la esquina de la funda del portátil para que del impulso no me saliera un tanga disparado 7 metros, y teniendo muy claro que si eso sucedía no pensaba ir a recogerlo. Y no salió, y conseguí ser la primera en dar mi maleta al agradable “pelo-prepucio”. (Si, según pasan los minutos le cojo más manía, qué pasa)

Bufff, lo he conseguido… Entro por el pasillo hasta el avión, con el taco de folios, un paraguas, un mini bolso, un abrigo, el portátil en su funda de neopreno con la esquina tan cedida que parece la funda de la almohada… La azafata que me da la bienvenida me dice sarcástica. - ¡¡Qué de cosas!!!-. Entonces me mira a la cara con el pelo afro, sudando como un pollo y de una mala ostia… así que se limita a decirme.
 - ¡¡Buen viaje!!-, y me sonríe con la cara torcida.

Paso de ella, y me siento en el primer asiento libre en el pasillo que veo. Y ahí sentada me pongo a pensar en mi pobre maleta. Una Mandarina Duck marrón chocolate, ideal. La estarán lanzando por algún agujero chungo… No me considero nada pija, las marcas me la sudan, la maleta fue un regalo que me hicieron mis jefes cuando me marché de la anterior empresa, y me daba igual que fuera Mandarina Duck que Melocotón Pig, pero joder, una sabe apreciar lo bueno, y ya que la tengo, tan mona, tan cuidada, con sus perfectos donetes recién salidos del horno haciendo el papel de ruedecillas, paso de que se me derritan contra el motor y se conviertan en dos buñuelos de viento fritos en aceite de girasol reutilizado en una churrería ambulante de fiestas de pueblo de interior con pocos habitantes y música de Azúcar  Mor...

Me saca de mis pensamientos una señora discutiendo con la azafata para que le subiera la maleta al maletero.
Yo no sé cómo coño lo hice, pero 15 segundos después era yo la que subía la maleta de la señora mientras se me caían los pantalones, se me recogía la camisa y enseñaba el tanga a todo el que quisiera ver. Estaba claro que yo tenia que enseñar el tanga de alguna manera. Mientras la señora me daba las gracias y la azafata me escupía en la cara, (vete a tu a saber porqué), oí un “guasap” en mi móvil.

- Mañana 1ra hora reunión con “%$&&%”. Iamame q&do iegues – era mi jefe, desde el sofá de su casa.
Le respondo – rcien embarcada, esto s una mierda, la prox vez voy en business o no voy!!!-. 
Y me respondió de inmediato – sisisisisisisis-.

Me desplomé de nuevo en mi asiento, y parecía que ya estábamos todos. Ahí fue cuando la azafata se presentó y comentó -  La jefa de cabina y los compañeros estamos aquí para hacerles más agradable el vuelo, y sobre todo por su seguridad, así que por favor estén atentos a estos consejos -. 
Voy a obviar la parte de “hacernos más agradable el vuelo”. Igual eso es textual, y cuando despeguemos me descalza y me hace un masaje en los pies, pero hasta ahora lo único de lo que tengo ganas es de masajearle la cara con piedra pómez.
Y mientras veía a la tía soplar por el tubo rojo de un chaleco amarillo pollo, me imaginé un accidente…
- A ver por favor, metan todos sus vísceras en este cubículo, las que no quepan se quedan aquí, o 50 euros por órgano. No, señor, el páncreas no cabe, así que elija, o lo deja aquí o 50 euros...¡¡¡Buenos días y gracias por volar con nosotros!!! -.

Por suerte despegamos y llegamos a destino. Y me dormí, y por un momento pensé que la azafata me estaba haciendo un masaje en los pies, pero no, simplemente me pasaron por encima el carrito de las colonias. Hacia adelante… Y hacia atrás…

Mañana me vuelvo a ir, con Easyjet. Pero lo tengo todo controlado. He hecho un tetris con mis tangas, en lugar de calcetines llevo piquis, he hecho reducciones de los informes de la reunión (bendita carrera, otra vez) y ¿para qué llevar paraguas con lo poco que ocupa un gorro de ducha? Y tampoco me queda tan mal…

Total, que solo me queda organizar la logística, el taxi al aeropuerto:
- Si, por favor,  quería pedir un taxi para mañana a las 6:15 am-.
- Cómo no señorita, ¿para el aeropuerto? -.
- Si por favor -.
- ¿Necesita algo especial? ¿Silla de niños? ¿Pagar con tarjeta? -.
- No -.
- ¿Viaja con mucho equipaje? ¿Maletero grande? -.
- No, no, para nada. ¡¡Si vuelo con Easyjet!! -.
- Muy bien señorita, mañana a las 6:15 le recogerá una vespino -.
  
Nota de la Frikibloguera: Al igual que aclaré en el post de las Cenas Navideñas, este post es fruto de mi imaginación, nada de lo descrito ha sucedido. Mi empresa no ahorra en hoteles, y siempre viajo en las mejores condiciones y horas posibles. Por otro lado el personal de Easyjet es muy comprensivo y jamás te harían pagar 50 euros por llevarte tu páncreas contigo a casa…






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