sábado, 19 de enero de 2013

Las cosas claras


En mi día a día me dedico a negociar. Nueve horas al día ideando maneras de bajar precios, conseguir proveedores, aumentar ahorros, bajar costes… Pero no os imagináis lo que es negociar cada año vuestro sueldo con gente que se dedica a lo mismo que tú, pero con más años de experiencia. Un imposible. Sales del despacho diciendo, ¿Cómo coño lo han hecho?, ¿un año más?.

Este año me estoy preparando. Es como si estuviera haciendo una tesis. No paro de ver thriller psicológicos en los que la policía negocia con secuestradores, los malos negocian con los buenos, la victima negocia con su asaltante… Y tomando apuntes. Pero después de ver 10 thrillers seguidos, te das cuenta de una cosa. Es muy fácil negociar sabiendo lo que te va a responder tu oponente.

Joder, las gilipolleces que dicen y las freses que se curran, que desde el sofá gritas,- Venga ya Denzel, “peazo” americanada, no cuela ni de coña -. Pero si, cuela, liberan a los secuestrados, la frase tiene éxito. Pero Denzel habla con toda la seguridad del mundo, sabe que justo con esa frase el malote va a ceder. ¿Y por qué lo sabe?, Porque ya llevan 97 minutos de película y tienen que ir acabando.

Aun así, a mi algunos guionistas me parece que tienen que ser superdotados. Saben de informática, de medicina, de magia, de deporte, de matemática, de física cuántica… Te metes en foros para investigar sobre los artífices de ciertos guiones con finales impactantes y los foreros les quitan mérito – Claro, es que primero escriben el final de la película, y luego desarrollan toda la trama. Además han tardado 8 años en escribirlo…_. Y yo, que no llego a la inteligencia de Kiko Matamoros, pienso, - Ahhhhh, vale…. Espera… ¿al revés?? ¿¿Encima???!!!!! ¿8 años escribiendo sobre lo mismo??? ¡¡¡Qué me estáis contando!!!-. Pero si yo para escribir un post si tardo más de 45 minutos me ofusco, guardo sin cambios, y a otra cosa. No tengo ninguna paciencia para centrarme más de una hora en lo mismo, y ¿retomar algo empezado y no acabado? Jamás. Pero si me cuesta hasta ir al principio del texto para repasar la ortografía...

Hace no mucho tiempo tuve una boda en la que la novia nos pidió a 3 amigas que dijéramos unas palabras en la ceremonia, lo que quisiéramos, 10 líneas cada una. Pues allí nos juntamos las 3, emocionadísimas, en un bar animado, un jueves tarde, cada una con su libretita y mordisqueando el boli pensativas. - Venga chicas, 10 líneas cada una… brainstorming… como podríamos empezar… -. ¡¡Pues 10 cañas cayeron!! ¿Líneas? ¡¡Ni una!! Incapaces. No sabemos concentrarnos. Como para estar 8 años reunidas para escribir un guión. Si durante la semana que duraron nuestras reuniones, lo único que aportábamos las unas al texto de las otras era un dulce “esosunamierda”. Al final lo conseguimos, y quedamos muy orgullosas de nuestro folio, eso sí, en tiempo de descuento.   

El otro día hablaba yo con una amiga, que además de buena amiga es muy inteligente, y como tal dice cosas muy inteligentes, y me dijo analizando situaciones del mundo… - Ay, Kañamon, ¡¡¡es que mirando hacia el pasado todo el mundo es listo!!! -. Y dije… joder… vaya frase. - Cuanta razón tienes, ¿tú has pensado en ser guionista?-.

Pues eso, como en la ficción, si tú cuando hablas supieras de antemano el resultado de tus palabras, otro gallo nos cantara. ¡¡¡En todos los campos!!!!

Si salimos de los thrillers y nos vamos al terreno amoroso, es complicado decir ciertas cosas sin saber lo que piensa el otr@. Han hecho mucho daño muchas películas como Crepúsculo, y para no irnos tan lejos, muchas series españolas.  Véase Los Hombres de Paco, El barco… y similares.

En estas series en los terrenos sentimentales, las preguntas son respondidas con otras preguntas, pero siempre tienen éxito.

El chico sutilmente le dice a la chica que ella es el amor de su vida, (a pesar de que la conoció en el capítulo anterior, es decir, la semana pasada…), y le pregunta acerca de sus sentimientos. Y ahí, la chica, deja entrever una sonrisa en la comisura de sus labios, y no le dice un claro -  Yo también te quiero-, no, le responde con la pregunta más absurda del mundo.

- ¿Sabes cuál es mi plato favorito? -.
- Mmmmmm, no. – Le responde él muy atento, como si fuese muy normal la respuesta.
- Las croquetas - , continúa ella - ¿y sabes por qué? –
- Mmmmm, no – Pero ahí sigue el tío, súper atento.
- Porque cuando la veo por fuera siempre me apetece, y su interior siempre es una sorpresa – (por lo visto la chica va a bares donde no ponen cartelito en los pintxos…)
- Ahhh -.
- Y eso eres tú para mí, una croqueta -.

Hale, y él sonríe, y se la tira, perdón, hacen el amor.
Toma ya, no le ha dicho que le quiere, no le ha dicho nada romántico, vamos, no le ha dicho nada!!!!, pero ella lo dice con toda la seguridad del mundo, no duda, no suda, no tiembla, porque sabe de antemano que el éxito está asegurado. Que él le va a escuchar atento hasta su último argumento, y sobre todo, ¡¡que le va a entender!!.

Y yo pienso, - Ya que estoy tan culturizada en el mundo ficticio, ¿podré aplicarlo en mi día a día? -.
Pues no lo veo. A mí un tío me dice que me quiere y espera mi respuesta, y yo que soy de compromiso difícil, acojonada por naturaleza y de decisiones intermitentes, ya sea que SI, o que NO, si intento aplicar mis sapiencias ficticias, me atoro, y le suelto un, - Eres como una croqueta -.

Y ya la he cagado, porque el tío  se piensa que le estoy diciendo que es una bola grasienta, y si realmente le quiero, mal, porque se siente insultado y se retira de la lucha, y si no le quiero también mal, porque se lo dejo tan claro, que me retira hasta el saludo.
En la vida real, en la que si alguien se siente ofendido no espera a que tú digas todos tus argumentos y en el que la seguridad de tus palabras está muy condicionada al pensamiento del otro, mejor que si es un SI, le digas que SI, y si no lo tienes claro… pues lo normal es soltar una sonrisa forzada, abrazarle y decirle  – Anda que… vaya preguntas me haces. ¿Tú qué crees? -. Y te lo tiras. Y ya irás pensando para la próxima vez cómo sales de esa, si es que esa relación dura algo…  

Y para muestra un botón. Aquí os dejo una escena de los Hombres de Paco, en la que sucede algo tan simple como que al chico le incomoda que la chica entre en el baño mientras está él. En la realidad, no sé cómo sería exactamente la discusión, porque yo soy de las que cierro el pestillo del baño hasta cuando estoy sola en casa. Pero en la ficción, se transforma en una conversación que habla de magia, de fuegos artificiales, y por supuesto acaba en beso apasionado… Yo os diría, que si tenéis este problema con vuestra pareja, se lo digáis claramente, porque ella no tiene el guión escrito y no sabe de qué va el tema, y es posible que en los primeros 30 segundos piense que le estáis planteando un trio, y os caiga tortazo y ruptura traumática.
Así que un simple consejito: En vuestro día a día, las cosas claritas, porque BLANCO Y EN VASIJA, LECHE FIJA.