Dice la
canción; NO ESTAMOS LOCOS, QUE SABEMOS LO QUE QUEREMOS… ¿Ah sí? Pues serás tú,
porque yo no tengo la menor idea de lo que quiero. No sé ni lo que quiero
mañana, ni pasado, y no hablemos de un futuro lejano. Por lo menos sé lo que no
quiero… creo.
Eso me hace pensar, entonces los que no sabemos lo que queremos ¿estamos locos?. Así que todo
el mundo al psicólogo o al psiquiatra, o a contárselo a tu amiga si es que
andas escasa de fondos. Y digo yo, si hoy en día lo normal es acudir a un
especialista que te saque de tus indecisiones, no será que los desequilibrados
son los demás, ¿los que no dudan? Pues no, tú acudes al especialista y él te
confirma que el desequilibrado eres tú. Son 100 euros, gracias.
Dicen los
profundos, que cada decisión tomada en tu vida, en cada minuto, condiciona los
siguientes. Y claro, las que somos desequilibradas por naturaleza, oímos eso y
nos acojonamos, más que nada porque yo las decisiones tiendo a cambiarlas en
cuestión de minutos. Así me va la vida, que no sé si voy o vengo, eso sí, por
el camino me entretengo… Me paso el día pensando, mi cabeza va a mil
revoluciones por segundo. Me meto en la cama y mis pensamientos van como cuando
ponías un vinilo en el tocadiscos, y con el dedo lo acelerabas en plan Eddie
Murphy con su "dadadadadame el cuchilloooooooo". En mi cabeza
oigo mis pensamientos como los pitufos maquineros, un estrés. Así que cuando
alguien me hace la típica pregunta - ¿en qué piensas?-. Buff, macho, espero que
tengas taquígrafo porque si no imposible. Como diría Lobato, SI PARPADEAS, TE LO
VAS A PERDER.
Así que la
única decisión que tomo siempre sin dudar, es la decisión GELOCATIL.
Soy de automedicación fácil, y de amiga farmacéutica.
Dijo
Aristóteles; El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. Así
que desde que lo oí, decidí que soy una versión reducida de Punset, vamos,
tengo que ser la más lista al este del oeste, porque no es que no tenga claro
mi futuro, es que ya dudo hasta de mi pasado.
Dios hizo el
mundo en 7 días, ti-ta, ti-ta, esto aquí, esto aquí, uno-dos, uno-dos ¡¡sin
dudar!!. Y así es el mundo, una mierda. Si se hubiera encargado una persona
reflexiva… - Esto aquí, ay no, aquí, no, espera, aquí un poco mas de agua, aquí
un poco menos para equilibrar, el hombre pene, bueno no vagina, bueno no, pene,
bueno mira, le hago reversible, y que pase lo que tenga que pasar -.
Pues no sé
yo si con este mundo tampoco iríamos bien. Vuelvo a dudar. Así que no me voy a
poner yo a criticar a Dios que por lo menos anduvo listo e hizo del cielo un
paraíso. Pero claro, es que ahí es donde vive Él, y eso hace sospechar, así que - Si me estás oyendo
ya puedes tener cuidadin…, que hoy en día investigan a todo el mundo, y lo
mismo te quitan los chalets de ahí arriba, que eso no sé si es urbanizable -.
Aunque
bueno, eso depende, aprendí en Gossip Girl, (si, de todo se aprende, o yo lo
intento) que dependiendo de tu apellido puedes hacer lo que te de la gana y no
hay consecuencias. Años después he visto en la vida real, que si, efectivamente
si tu apellido es compuesto o de más de 16 letras, haces lo que te da la gana
(presuntamente). Pero claro, llamándote sólo Dios, sin apellidos de renombre,
pues no se cuanto te podría caer, tendrás que informarte.
Ojo, que no
lo digo faltando ¿eh? Que yo a mi manera soy creyente, y lo digo preocupada,
porque hacienda somos todos y a mi entender y con mi educación de colegio de
monjas, Dios está en todos, así que… miedo tendría yo.
Ahora mismo,
a mí hacienda me cae bien. Les he dado unos papelitos, los han analizado y
después de una tensión de varios minutos mirando fijamente a una desconocida
muy seria con gafas, por fin ha dicho las palabras mágicas: ¡¡¡A DEVOLVER!!! Te
pones más contenta que cuando el de la ITV te da la pegatinita, es una
sensación indescriptible.
Es como
cuando en el colegio te daban las notas a final de curso, y habías aprobado
todo, y llegabas a casa corriendo, y gritando a tu madre, FIRMAME AQUÍ, FIRMAME
AQUÍ, FIRMAME AQUÍ, y le plantabas las notas en la cara.
Claro que
cuando el resultado no era así, no corrías tanto, y había muchas posibilidades
de que la que te plantara una cosita en la cara fuera tu madre, sus cinco
deditos, esos que de pequeña te decían que tiene la loba, pues mira, ahora los
tienes tú, en tu jeta.
Por suerte
yo nunca he vivido esa situación, en aquellos tiempos era bastante centradita y
con aspiraciones de estudiar, trabajar y triunfar como mujer ejecutiva e
independiente. Ahora ya trabajo, ya soy ejecutiva e independiente y… y ¿ahora
qué? Pues 100 euros más.
Cuando te
pasas el día con la cabeza ocupada, afecta hasta a tus acciones. Yo quiero
meterme en Facebook, y pongo en el ordenador Fotocasa, y me tiro media hora
viendo fotos de casas de 800.000 euros, hasta que pienso, - ¡A ver! Kaña-mon, céntrate ¡¡Que tú querías escribir en el muro de Facebook, no
ver casas de las que no puedes pagar ni el muro!!! -.
Luego,
cuando hablo con mi abuela, y me cuenta sus despistes, se desespera
achacándolos a la edad… - Joeee abuela, ¡¡¡pues entonces yo soy una mujer de 90
en un cuerpo de veintitantos!!. Que no, que eso es el descentre, ¡¡¡eso es que
somos sabias, no viejas!!!-. Además ella tiene el pelo blanco, se acerca más a
Punset que yo. Hasta que un día le conté para darle argumentos de que no era la edad, que debido a mi estres mental me metí
en la ducha con las bragas puestas. Me miró muy seria y me dijo – tú eres
boba-. Y me quedé un poco cortada, joder, que yo por lo menos le argumento…
Pero todo
esto no es tan malo ¿eh? Es como el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, el
ying y yang. Porque después de meses de estrés e indecisiones siempre llega tu
momento perfecto, donde tienes encefalograma plano, nada importa y no hay
futuro. No, no voy a entrar en GH, me voy de vacaciones.
Ahí te
olvidas del ying y el yang y solo te preocupa el ging-tonic.
Dentro de
unas 2 semanitas llegaré a mi destino, y una vez allí dejare de oír
mis pensamientos para oír voces en mi cabeza, las de mis acompañantes diciendo
paridas a carcajada limpia.
Un mes haciendo el Hommer Simpson, bebiendo cerveza y oyendo música en mi cabeza, eso sí, os puedo asegurar que no voy a volver con la piel amarilla. Volveré negra tizón, como el coleguita del vídeo que aquí os dejo para que entendáis un poco mejor el inicio de este post y el tono de mis pensamientos. Qué narices, para que os echéis unas risas, y punto.