lunes, 16 de enero de 2012

¿Vives o trabajas?

Es un asco cuando de repente te viene un fin de semana en el que te toca currar. Llevas desde el lunes como loca pensando en que llegue el viernes, ni haces vida social para avanzar y avanzar y avanzar, y el viernes a eso de las 13:10, estas como loca poniendo en tu estado de Facebook: “50 minutos y descontando”, y todo el mundo te va respondiendo,
“Si!!! Ya no queda nada!!”,  O “¿Qué suerte, yo curro a la tarde, perra!!?” O, “Para qué, para qué? ¿Qué ha pasado?”
Cuando de repente te das cuenta de que sigues teniendo trabajo para aburrir, y este finde te va a tocar abrir el portátil para algo más que escribir un post, o leer el periódico.

Al fin y al cabo en esta sociedad en la que vivimos en la que nada es gratis, y por todo hay que pagar, el trabajo es lo único por lo que nos pagan. ¡¡¡Así que tiene que ser muy jodido!!!
Y en eso estaba ahora mismo, en un sábado a la mañana, mientras curraba con la tele y la música a tope, y me he dado cuenta de las cosas que no hacemos por trabajar.
Llevo toda la semana sin poder ir de cañitas, no he podido ir al supermercado, fui a la peluquería y me fui antes de que le diera tiempo a encender el secador, pero sobre todo… Ay, mi gimnasio… ¿Mi gimnasio?. Bastante duro es ya pasar 10 horas diarias con el culo atornillado a una silla, pero por lo menos ¡¡déjame endurecerlo para que no se me desparrame por los costados hombre!!!
Yo soy carne de gimnasio desde hace varios años, mas por la mente que por el cuerpo, y llevo varias semanas si poder ir… Ahora justo que mi mente estaba abierta a hacer clases diferentes, a no hacer lo de siempre, mi trabajo no me deja probar cosas nuevas.
Es que claro, yo llevo mucho tiempo yendo al gimnasio, así que cuando empecé, las clases eran las típicas: Yoga, step, aerobic… Luego llegó el spinning, y luego empezaron a llegar combinaciones de ejercicios “body combat cardio glúteo”, “glúteo bici super spa”,” elipstep super mancuernas under water”…
Vas a cambiar de clase y te dan un cuadro Excel en un DINA5, doblado en 4 con 22 colores distintos para que lo entiendas… y pides una tutoria!!

Empecé probando spinning. Yo entiendo que a la gente le encante… con el tiempo. Lo malo es que mi impaciencia me impide adorar ese deporte. Solo he ido un par de veces, hace ya mucho tiempo. Llegué, me apoderé de una bici, y seguí a pies juntillas las indicaciones del monitor. En esas clases la música está a tope, y te pega un subidón increíble, así que en el momento no me disgustó. Yo sudé, lo cual me encanta, y me cansé lo cual agradecí, y mi mente se liberó, lo cual es lo mejor… Pero al día siguiente no me dolía lo que me tenía que doler. Digamos que lo único que me dolía era una parte de mi cuerpo que yo no suelo utilizar en el deporte… Lo comenté con unas amigas adictas al spinning y me dijeron que es normal al principio, pero que luego, la “zona” se insensibiliza. Lo dejé, creo que es la parte de mi cuerpo en la que menos me gustaría perder sensibilidad…

Opté por irme a otra especialidad que me llamaba mucho la atención. Creo que queda patente en todos mis posts, que tiendo a ser un tanto burra, con lo que el body combat me parecía apetecible. Ya sabéis, esas coreografías de puñetazos y patadas. Es una mezcla de Rocky y el Lago de los Cisnes.  Pegar a alguien imaginario ¿sin la opción de que me caiga un tortazo? Perfecto, puños al aire, empezamos.
Lo tuve que dejar 3 semanas después. ¿Por qué a los tíos les queda tan bien dar puños al aire y las tías parecemos Musiquito con su “Donde está la mosca aquí o aquí”?. Los primeros días pensaba que era solo la falta de experiencia, con los días iría cogiendo practica y estilo. Pero con los días solo conseguí que las coreos y los pasos se complicaran y que yo pareciese cada vez más inútil. ¡¡Puño, puño, pierna, giro, patada lateral, golpe de codo, puño, puño, noqueo!! Todo eso al ritmo de una música a la que aceleran las revoluciones para que suene todavía más rápido. En un momento dado te concentras un segundo en dejar de mirar al monitor, y mirarte de refilón en el espejo, y ves que lo que tú crees que estás haciendo no tiene nada que ver con la realidad. Tus puños al aire son pequeños manotazos, y tus patadas suben un palmo del suelo, no estiras la rodilla ni por asomo, y aunque tú piensas que te estás cubriendo la cara con tus puños, no, no lo estás haciendo. No sé realmente lo que estás haciendo, pero eso no.

Y acaba la clase y el monitor dice, ¡¡BUEN TRABAJO!! Y tú dices - Cómo? -. Le miras extrañada y claro, no te lo está diciendo a ti!!
Y lo dejé.

Una clase a la que he sido fiel todo el tiempo que el trabajo me lo ha permitido ha sido a esa que llaman GAP (Glúteos, Abdomen, Piernas). Es una tortura china, pero sales renovada. Cuando entré por primera vez, pensé – ¿sólo dura 30 minutos? Esto va a ser una chorrada…- Gran error. Me di cuenta cuando llevaba 5 minutos seguidos haciendo abdominales con una pierna en Galicia y la otra en Tarragona, y la instructora seguía gritando - ¡¡EN 3 TIEMPOS, SIN DESCANSO!! ¡¡¡LAS PIERNAS NO TOCAN EL SUELO!! UN, DOS, TRES, ABAJO, UN, DOS, TRES, ¡¡¡NO TOCO!!!!, ABDOMEN DURO!! VENGAAAAAAAAA - Yo pensaba, - ¡¡que alguien me mate por favor!!! ¡¡Una muerte rápida ya!!-. 15 minutos después estaba en posición fetal en el suelo sujetándome el abdomen mientras el resto estiraban sus músculos al ritmo de la música. Lo que no sabía es que todavía me quedaban 15 minutos a 4 patas subiendo y bajando piernas alternas para poner el culo como una piedra. Y allí todos hacinados que solo ves el culo del de delante, pero no te importa, las lágrimas te impiden ver con claridad.
Con el tiempo he conseguido ser de las que estiran los músculos en lugar de llorar en posición fetal. Si todavía sois de estos últimos, tranquilos, al final se consigue no llorar. Los veteranos de vuestro gimnasio os comprenden y respetan, ellos también lo vivieron.

Hay otra parte del gimnasio que tiene su punto, la zona de pesas. Hubo un tiempo en el que me hice adicta. Llegaba yo a hacer mi ruta, y mientras los tíos allí estaban de charleta levantando 1.000 kilos con la minga, yo al lado con mis mancuernas encantada de la vida, mientras le decía a mi instructora que era como un armario empotrado…- Yo no quiero desarrollar musculo ¿eh?-. Ella parpadeaba muy lentamente armándose de paciencia y me decía – No te preocupes, no creo que eso pase…- y me daba mi mancuerna de 2 kilos mientras ella levantaba 22 con cada mano, en su día más flojo.

Y después de las pesas un poco de cardio. Máquina de correr, la de subir escaleras, y la famosa elíptica, mi preferida. Esa que es una mezcla entre esquís, patines, o encerar el suelo con las pantuflas. La primera vez que te subes siempre la cagas. Empiezas a dar a los botones, te agarras a los bastones, y crees que vas a empezar flojito así que no pones resistencia a la maquina y… las piernas cogen una velocidad que nunca pensaste que sería posible en un humano. Como puedes vas parando tus pies y te quedas medio tronchada mirando a todos los lados intentando enderezarte y averiguar por qué la tía de de la elíptica de tu derecha lleva ese ritmo constante y mueve la coleta al compás mirando atenta la televisión. Con el tiempo también lo consigues, eso sí, espero que no estés enamorada de ninguno del gimnasio, porque ya no tienes nada que hacer. Su primera visión de ti le ha recordado al velociraptor de Parque Jurásico, búscate a otro, o cámbiate a un gimnasio femenino… Yo lo hice, y el otro día me caí en la cinta de correr (comprobé que si se te desata una playera, es mejor que pares la cinta para atártela…). Frené contra la pared, pero no hay problema, miré a todas partes y solo había mujeres que hoy no sienten sus ingles, intentando bajarse de la elíptica.

Total, que pensando en todo el ejercicio que no estoy haciendo por trabajar, al final no he trabajado. Y ya no son horas, voy a comer algo que cuando haces mucho ejercicio la alimentación es primordial…

































domingo, 8 de enero de 2012

Va de retro

Esta mañana espesa de domingo, cuando me he levantado no encontraba el mando a distancia. Y he “panicado”. He estado un cuarto de hora buscándolo con angustia infinita, pensando en cinemascope ¡“Qué voy a hacer todo un domingo sin poder ver la tele, ni pelis, ni mi serie!!”.

Porque nunca me había parado a pensar la importancia del mando a distancia en los años tecnológicos que corren. Sinceramente, sin mando, no se encender mi televisión.
Antes, en las teles de toda la vida, las llamadas teles con culo, si perdías el mando, había todo tipo de botones y rueditas para los canales, ajustar el color, el brillo, el contraste, el volumen… ¿Ahora? Ahora tenemos unos pantallones anoréxicos que sin mando son un cuadro en negro. De ahí mi pánico.
Cuando pensaba que nunca iba a encontrar el mando me he puesto delante de la tele, y la he examinado. Nada. No hay nada que hacer. Bueno, algo si debería hacer, limpiarla, pero será en otro momento.

Finalmente he encontrado el mando, debajo del sofá, charlando con unas cáscaras de pipa. Me he secado las lágrimas, y he dado un repaso en mi cabeza a cómo ha cambiado mi vida de unos años a esta parte. (Por cierto, también he encontrado mi rímel perdido, junto al mando y las pipas)

Yo soy muy joven, jovenciiiiisima, pero tengo mucha memoria, así que todavía recuerdo los últimos coletazos de la tele en blanco y negro. Me acuerdo del día que llegué a casa y mi madre había comprado una tele en color, y yo la veía y decía… - Soy pequeña pero no idiota, y esta tele es negra, como la otra -. Hasta que me explicaron que una tele en color no era una diseñada por Agatha Ruiz de la Prada, era una cuestión de imágenes.
Y ¿Cómo han cambiado los mandos a distancia? El de aquella tele tendría unos 10 botones: Los típicos de canales, volumen, ajustes de color, y poco más.
Echad un vistazo rápido al mando de vuestra tele actual, parece un pan de chapata. Es la única manera de que quepan todos los botones. Y todavía no entiendo para qué. Uso exactamente los mismos que usaba en los años 90. Y si te dejas las uñas largas tocas todos los botones a la vez. Esa es la única razón por la que yo me muerdo las uñas. Sé que no es bonito, pero a mí me gusta hacerme la vida más fácil, como Ikea.

Yo recuerdo de pequeña llevando la tele a la casa de verano, y yo era la encargada de sintonizar la tele. Una hora con los deditos pelados, girando una ruedita a una velocidad media, hasta que veías que los puntos se convertían en rayas, y de ahí muuuuuuy lentamente, llegábamos a imagen. Pero ahí no acababa todo, todavía quedaba el tema “hay que poner los cuernos en la tele que se ve como niebla…”. Y ahí estabas tú, haciendo caso atenta, - A la derecha, a la derecha. Un poco al centro…, no, mas a la izquierdaaaaaa, ¡¡ahí!! Quédate quieta, ¡¡ahí perfecto!!-. Y soltabas las antenas y la cagabas, y siempre había alguien gracioso en el hogar – ¡¡Pues te vas a tener que quedar agarrando los cuernos para siempre!! Jijiiji - .

Por suerte, hoy en el mando le das a un botón, y la tele a toda leche te sintoniza 55 canales, en el riguroso orden… que a la tele le da la puñetera gana. Luego te toca ordenarlos, porque a todos nos gusta tener la 1 en el numero 1. La 2 en el 2… y así sucesivamente. Hasta que llegas ya a los canales popurrí. Que esos ya son al gusto. Según manías.

Luego pienso en el tema móvil. Para qué pensar en los Motorola y Alcatel que tuve en mi poder en los primeros años de móvil, que sólo con la vibración oías el teléfono aun teniéndolo en el armario entre una docena de toallas. No hacía falta el sonido. Pero más que pensar en eso pienso en como vivíamos sin ellos. Antes llamabas a alguien a su casa por teléfono y si no estaba, pues no estaba. No podías quedar, te quedabas en tu casa, o te echabas a la calle por si la encontrabas por las zonas típicas. En el fondo te hacías callejera y te socializabas. ¿Ahora? Tú quedas en un bar, y cuando llegas, desde la puerta llamas, para qué esforzarte. – ¿Estoy en la puerta, dónde estáis? -. -¡Al fondo!- Y entras.
O esperando al autobús o al metro. Antes te quedabas mirando a la nada, analizando las fachadas, o fichando al chic@ de tu lado. ¿Ahora? No ves a nadie. Llegas, ves que el bus no llega, y metes la cara directamente en el móvil. Tienes varias opciones. Con los primeros móviles o mandabas sms o llamabas a alguien para amenizar la espera, no te daba más opciones. Bueno, algunos afortunados teníamos el tetris en blanco y negro. ¿Ahora? Puedes ver una peli en tu móvil, o chatear, o bajarte música, o localizar el punto exacto del bus y calcular el tiempo estimado de espera.

¿Y el microondas? Yo recuerdo muchas conversaciones de aquellos años en los que mucha gente se negaba absolutamente a comprarse un utensilio que emitía ondas sobre los alimentos. En aquellos tiempos, si se te olvidaba sacar la chuleta del congelador el día anterior, pues te tocaba comer huevos, y a callar. ¿Ahora? En 3 minutos descongelas la chuleta, pero tienes que tener cuidado, porque si te pasas de minutos, las cosas explotan. Qué potencia de cacharros. El otro día descongelando un palito de “chaca” la lié parda. Acerqué la carita a la ventanita del microondas y descubrí claramente que la “chaca” congelada es puro plástico.

Pero la tecnología ha cambiado sobre todo para las vidas ficticias. Aquellas maravillosas cintas de cassette, que si se te estropeaba el botón de rebobinar del walkman ahí estabas, con el boli bic, mientras estudiabas, pasando poquito a poco toda la cinta. Y las maravillosas pelis de video VHS. Lo que jodia coger una peli en el videoclub y que ¡¡¡te la diesen sin rebobinar!!! Te tirabas 10 minutos rebobinando esperando el clin-clon-cotoclon que te indicaba que ya estaba. Y luego la ponías y se veía fatal y todo el mundo te gritaba, - ¡¡DALE AL TRACKING, DALE AL TRACKING!!-. Y te tirabas al suelo de rodillas abriendo la tapita del reproductor de video, y dando toquecitos al tracking, y ¡¡ya estaba!!! . Ahora metes el DVD, y no se ve y ni tracking ni leches, todos a soplarlo, a restregárselo en el jersey, a echarle el aliento y a volver a meterlo. Como cuando metes el dinero en la máquina de tabaco y la moneda cae todo el rato, que la coges y la frotas contra el metal, y de repente ¡¡solucionado!! ¿Como sabemos esas cosas? No lo sé, es conocimiento innato de la sociedad tecnológica actual. Pura ciencia.

Y tantas y tantas cosas por comentar, que no comento porque no puedo. No, no es por falta de tiempo, se escapan a mi inteligencia. Al fin y al cabo yo hacía los trabajos del cole con la enciclopedia Larousse, y la mayor tecnología que usaba en clase era chupar la goma para borrar boli…

























lunes, 2 de enero de 2012

Repetición (R)

Por fin es día 2 de Enero, y son las 5 de la mañana, y estoy encantada. Por fin en muchas semanas, una noche como debe ser. Capítulos de mi serie de culto actual, peli, ponerme al día en blogs… Por supuesto hoy no curro. Me he cogido el día libre. Necesitaba un día de transición para volver a la “normalidad”. Salir de paseo sin gente que no sabe ni mi apellido deseándome cosas, irme de compras para mi, tomarme una coca cola normal y rutinaria en lugar de bebida espirituosa con brindis, y sobre todo porque llevo todo Diciembre aguantando a mi jefe diciéndome - hay que acabar esto que tenemos que facturarlo en Diciembre - , - hay que acabar esto otro que tenemos que facturarlo este año -, - hay que acabar, hay que acabar -… Llevo todo Diciembre sin comer entre semana porque “hay que acabar”. Muy bien, pues ya no es Diciembre, ¡¡¡déjame en paaaaaaaz!!!! Y como no me fio de no chillárselo en la oreja, he optado por cogerme el día libre, en 2 horas yo me iré a la cama, y a él le sonará el despertador… Qué placer…

Mi frikinoche empezó ayer Domingo, a última hora de la tarde,  haciendo un zapping muy veloz, de los míos, empezando por José Mota, siguiendo por el Club de la comedia (sublime David Guapo), y saltando entre Risto y Mariana Nannis de Mujeres Ricas, acidez en estado puro.
Reconozco que con Risto me pasa como con la cerveza, el primer contacto me horrorizó, y ahora todas las semanas necesito mi dosis, no mucha ¿eh?, un par de frases. Me encanta la gente con mente rápida, qué le vamos a hacer, y ese tío es el más rápido al este del oeste…
La ironía es que con la cerveza a mi me pasa lo contrario, ralentiza mi mente, pero no me importa, ha dejado de preocuparme. Si Remedios Cervantes es autosuficiente...

En Navidad no es sólo que no tengas tiempo para sofá en solitario, es que la programación es básicamente penosa. La ficción en época navideña es un poquito plasta, y un muchito repetitiva.

El programa que hacen para Nochebuena lo repiten en Navidad. El de Navidad, en Nochevieja, el de Nochevieja en año nuevo, y en año nuevo nadie lo sabe, pero hasta las 19:00h no hay programación, nunca nadie se ha dado cuenta. En Tele5 hacen el Agosto, porque sólo pagan 2 sueldos, el de Jorge Javier Vázquez y el de Paz Padilla. Da lo mismo el día y la hora en el que pongas el canal, uno de los dos está en pantalla. Son como esos chinos que se dice que duermen en su restaurante para ahorrar. Pues ellos igual, tienen cama en TELE5. El resto del año no contratan a muchos más. Mercedes Milá, Belen Esteban y luego unos rotatorios a los que van trasladando a islas, o casonas, o casitas, en función del periodo estacional y del clima. Yo no lo critico ¿eh?, lo admiro. Entre 5 se reparten el Bacalao, tu vienes a mi programa, yo voy al tuyo, luego nos juntamos los dos en un especial, tu me sustituyes a mi, yo a ti, y mientras, grabo una cinta para que la gente me oiga mientras duerme... 

La inversión de todas las cadenas en cine también es un poco austera, repiten las pelis desde los últimos 10 – 15 - 20 años. Este año como os digo no he visto nada de tele, pero me apuesto con vosotros 100 euros, a que nombro 10 pelis, y por lo menos acierto 5 que se han programado en estas navidades;  Cuando Harry encontró a Sally, Pesadilla antes de Navidad, Eduardo Manostijeras, The Grinch, Mira quién habla ahora, los fantasmas atacan al jefe, Sólo en casa, La princesa prometida, GREASE, Annie (original o remake…).

De la mayoría de ellas me sé los diálogos. Si, se que en estos momentos está todo el mundo pensando en alguna película que se me ha escapado. Hay una primordial, y soy consciente de ello. No la he incluido en la lista porque es apuesta ganadora. ¡¡PRETTY WOMAN!!
Efectivamente la dan esta noche, y después de mucho tiempo me he abandonado a ella, no trato de resistirme, se que la voy a ver.
Durante muchos años me he resistido a ella. Quiero decir, la he visto mil veces, y por eso cada vez que veía que la anunciaban me prometía a mi misma no verla. – Kaña-mon, en la otra cadena dan un estreno, la película más Oscarizada de la historia, no la has visto, y comentan que no la van a proyectar nunca más, es una oportunidad única -. Y yo lo intento, pero no puedo, estoy como inquieta en el sofá. Espero impaciente la primera publicidad, que por suerte siempre llega rápido, y en cuanto llega hago un zapping, solo para ver en qué parte están, va a ser un segundito de nada. Pero ahí está mi error, no se puede ver un solo segundo. Lo pille en la parte que lo pille, me tengo que quedar. ¿Que ella está en la silla con la corbata? Me quedo. ¿Que están en la ópera? Me quedo. ¿Partido de Polo? Me quedo. ¿Que él está dando de leches a su socio? ME QUEDO, ME QUEDO, ¡¡¡¡Y APLAUDO!!!.
Y por supuesto muy importante la musiquilla… NA NA NA NA NAAAAAAAAAAAAAA, NA NA NA NA NAAAAAAAAAAAAAA, NANANANANANANANA NANANANANANANANA NANANANANANANANA NANANANANANANA, PRETTY WOMAN!!! WALKING DOWN THE STREET… No reviséis los “NA” porque encajan, los he revisado 6 veces cantando a voz en grito recorriendo mi pasillo con taconazos y con muchas bolsas de cartón de un diseñador llamado Amancio en ambas manos. Encaja perfecta.

No toda la televisión ha sido trivial en Navidad. No podemos olvidarnos del mensaje más esperado e importante del año. Tal y como está la economía y la situación actual, copada de ladronzuelos de guante blanco con sueldos vitalicios y cargos honoríficos, todo el mundo esperaba ansioso la opinión de un implicado en un tema candente a día de hoy, todo el mundo muy atento a su mensaje del año, esperando sus palabras, y atentos a leer entre líneas. Y efectivamente así fue… Kiko Rivera Pantoja envió un mensaje a Jessica durante las campanadas. (Si pensabais que iba a hablar del mensaje del Rey y el tema Urdangarín, una de dos, o es la primera vez que me leéis, o es que también sois de beber cerveza…)

A lo que íbamos, que Kiko habló y yo me lo perdí. En mi casa insistí en ver las campanadas con la Pantoja y su hijo, y no me insultaban tanto desde que era conductora novel con “L” (no olvidéis que soy mujer), al volante de un “Cinquecento-de-0-a-100-cuarto-de-hora”. Esa fue una época interesante en mi vida. Endurecí el carácter. No me había montado en el coche y ya oía insultos. – ¡¡Inútil!! ¡¡¡Mujer tenias que ser!! -  ¿Ein? ¡¡¡Si estoy en mi plaza de garaje abriendo el maletero!!! Pero de todo se aprende. Una vez vivido eso soy bastante inmune a los insultos, así que conseguí que pusieran a la Panto. Pero tarde, me perdí el mensaje de Kiko a su Jessi, y me lo tuvieron que contar luego, tomando una copita de Nochevieja, y dos, y tres, y cuatro… Volví a casa un poco tarde, bueno, un poco pronto por la mañana, y mientras me desenroscaba las botas y me obligaba a beber mucha agua, puse la tele y allí estaba… Jorge Javier Vázquez, una vez más. Dicen que es el Dios de la comunicación yo creo que es Dios porque está en todas partes. De hecho, ¡¡yo juraría que le vi en Antena 3!! Así que hice un zapping y me pasé por MTV y allí estaba Mario Vaquerizo… ese bebía solo cerveza ¿no?. ¿Sabéis si de segundo se apellida Cervantes?

Son más de las 6 de la mañana, toca dormir, y esta noche veré atenta Pretty Woman, y acabaré con las palmas rojas de aplaudir a Julia cuando entra en la tienda de Beverly Hills con su nueva apariencia y les pregunta a las zorras de las dependientas si van a comisión… Dioooooooos, (o Jorge Javieeeeeer), eso tiene que ser mejor que acostarse cuando a tu jefe le suena el despertador…

Por el momento, me conformo con lo segundo, buenas noches…